Santo Domingo.-“Siento que a Don Pedro Henríquez Ureña en mi país se le dio la espalda en muchos sentidos: que pagó el precio de ser extranjero, que pagó el precio de no tener un color de piel como se esperaba que tuvieran los profesores en esos momentos, que nunca se le reconoció un cargo universitario como debió habérsele reconocido y pagado”.
Leila Guerriero, la reconocida periodista y escritora argentina, culminó con las citadas palabras su intervención en un coloquio en el que participó, junto al reputado escritor Andrés L. Mateo, para analizar la vida de Pedro Henríquez Ureña en las patrias en donde ganó fama de pensador universal.
Guerriero, quien publicó en 2003 una investigación periodística sobre la vida del intelectual dominicano que vivió en México, Argentina, Estados Unidos y Cuba, resalta la influencia que tuvo Henríquez Ureña en los alumnos de su país que formó en los colegios secundarios para los que trabajó.
“Creo que dejó lo mejor que se puede dejar. Lo que puede dejar una persona como él: es el haber marcado la vida de mucha gente y marcado la vida de gente muy joven”, dice respecto a la influencia del pensador dominicano en sus alumnos argentinos.
“(…) Y creo que eso, marcar para siempre la vida de gente joven es algo que puede hacer muy poca gente en este mundo: hacer que un grupo de gente 40 años después de haber tenido a ese profesor parado en un aula sigan recordándolo y sigan llenando sus ojos de lágrimas cuando se enteraron que había muerto su profesor en un tren”, planteó la autora de “Los suicidas del fin del mundo”.
Henríquez Ureña nació el 29 de junio de 1884 y falleció en Argentina el 11 de mayo de 1946. Iba en un tren cuando lo sorprendió la muerte, al parecer víctima de un ataque cardíaco. “No se supo de qué murió porque no le dejaron hacer una autopsia, se suponía que tenía problemas cardíacos”, apuntó Leila.
Su propia disertación evoca una influencia positiva de Henríquez Ureña en su carrera como escritora. Cuenta que en medio de la crisis de los años 2000, cuando se suponía que Argentina sería convertida en una provincia de algún país europeo, decidió buscar la posibilidad de colaborar para medios extranjeros. Esto la llevó a proponer a Librusa la publicación de una serie de temas culturales. El editor, José Carvajal, le encargó la investigación sobre la vida de Henríquez Ureña.
Años después, cuando incluyó el perfil en su libro Plano americano, atrajo la atención del peruano Mario Vargas Llosa –ahora Premio Nobel–, que elogió el texto en una columna en El País de España, lo cual ayudó a los lectores a interesarse en la obra y su autora.
Guerriero resalta la contradición en la vida de Pedro Henríquez Ureña. El hecho de que impartió docencia honoraria en una universidad y de que no lograra un cargo oficial, pese a que intelectuales de renombre lo reconocían y acogían. Cita el caso de Victoria Ocampo, “que desde que (Pedro) llegó a la Argentina lo agarró de los pelos y lo metió en la revista Sur y fue un personaje central para la revista Sur”. También resalta la influencia que tuvo en escritores universales como Jorge Luis Borges o Ernesto Sábato.
Sin embargo, destaca que en otros círculos Henríquez Ureña “era una persona sumamente resistida por ser una persona de tez oscura, o un extranjero en un país que digamos que sus raíces mezcladas no lo han eximido nunca de ser un país racista”.
Insiste en que su investigación la llevó a hacer “descubrimientos muy tristes”. “Descubrí que de todo lo que había hecho Pedro Henríquez Ureña casi no quedaba memoria, casi no quedaba rastros físicos, digamos”. En ese contexto, contó que cuando visitó una de las escuelas primarias en donde el dominicano había trabajado durante más años de su vida, ubicada en un sector popular llamado “El Abasto”, sus directores y docentes desconocían por completo quién fue el reconocido intelectual.
Respecto a la escuela recuerda: “El patio estaba repleto de placas de bronces. Yo creo que le habían puesto una placa de bronce hasta el tipo que limpiaba el baño. En todas la placas de bronce no había una, una que mencionara el paso por la escuela de Pedro Henríquez Ureña”.
El coloquio titulado “Pedro Henríquez Ureña; extranjero en patrias”, se llevó a cabo la noche del jueves en la sala Aída Bonelly de Díaz, del Teatro Nacional Eduardo Brito. Un grupo muy reducido de funcionarios del Ministerio de Cultura y algunos seguidores apasionados de la prosa y el pensamiento de Andrés L. Mateo, así como de la cronista argentina Leila Guerriero se dieron cita en la actividad que forma parte de los actos del Gobierno para conmemorar el 130 aniversarios del nacimiento de un dominicano que se hizo universal a través del pensamiento y las letras. (7dias)