España.- La fiesta de San Fermín en Pamplona, España, una tradición que data desde 1196. A minutos de comenzar el encierro viene el cántico: "A San Fermín pedimos, por ser nuestro patrón, nos guíe en el encierro, dándonos su bendición". Esto lo hacen tres veces: 5, 3 y 1 minuto antes de las 8:00 de la mañana. Tic tac… 8:00 de la mañana. ¡POM! ¡Se dispara el cohete! Arranca el encierro (running of the bulls) de los sanfermines de 2015. Luego de salir el último toro del corralillo en la cuesta de Santo Domingo lanzan un segundo cohetazo para indicar que todos los animales han salido en rumbo al coso taurino. El encierro sale bajo la dirección de los pastores del rebaño que tienen una vara larga para que los toros comiencen su recorrido a la Plaza de Pamplona, una distancia de 875 metros. La manada es guiada por unos “cabestros” blanquimarrones, toros castrados de una raza especial que llevan en el cuello una campana. En los primeros 30 metros no puede haber nadie en el trayecto. Una raya roja en el pavimento de piedra lo indica, esto básicamente para prevenir a los aficionados y permitirles a los toros que comiencen una buena carrera.
Una vez los toros encuentran a la multitud y el bullicio propio de la ocasión, se sorprenden un poco pero continúan su recorrido. Así cubren la primera etapa, la cuesta de Santo Domingo. Luego entran en la calle del Ayuntamiento y siguen hacia la calle de Mercaderes, un recorrido de unos 300 metros y desembocan en la curva de Estafeta considerada como la “curva de la muerte”. Se le aconseja a los corredores que no se paren ahí por ser muy peligrosa, no por el hecho de que el toro vaya a acometer contra alguien, sino que por su fuerza natural y corriendo a unos 25 kph, con el sólo hecho de tocar a una persona puede propinarle una cornada o un golpe lamentable. También, los toros suelen resbalarse un poco e irse contra la barrera por lo cortante de la curva de 90º grados.
Al girar esa curva, viene la recta de la calle Estafeta. En ese lugar, una vez los toros se hayan alineado, resumen su carrera con más velocidad y prosiguen recorriendo el resto del camino. El corredor debe tener cuidado de no ponerse por delante ni tirarse hacia la izquierda.
Cuando los encierros salen parejos, pegaditos unos a los otros, se hace más cómodo seguirlos. Prácticamente se acompaña la manada, y hasta lo puedes tocar y ellos continúan su marcha normalmente siguiendo a su guía, los cabestros.
Precisamente, el segundo encierro de la fiesta fue donde participé salió muy acoplado y rápido. Le correspondió a la ganadería debutante Del Tajo y La Reina, fue una carrera limpia, veloz y sin incidentes. Iniciando su recorrido en la cuesta de Santo Domingo, la manada subió hermanada y a gran velocidad. Y así se mantuvo hasta el Ayuntamiento, cuando uno de los toros se adelantó ligeramente de sus hermanos en ese tramo cuando alguien, un mozo parecido al Pachá gritó algo, pero se reincorporó a la manada en la curva de Estafeta. Seguidamente, al pasarla siguieron por la calle Estafeta, una recta de 312 metros, y finalmente entraron triunfantes en la Plaza de Toros. ¡Olé!
El encierro, fue rápido, apenas 2-minutos, 14-segundo, a una velocidad de 25 kph, pero en ciertos lugares desarrollan 30 kph. La carrera en sí fue muy limpia, apenas se registró tres heridos, pero no de grave consecuencia. Los afectados fueron por traumatismo al recibir golpes en la cabeza o cuerpo al caer en el pavimento, muchos de esos accidentes fueron ocasionados al tropezarse entre ellos con el afán de correr rápido; se caen y así sufren los golpes. La velocidad promedio del toro es de 25 kph. La de un ser humano común (no la de un atleta como Usain Bolt) es de 14 kph. Claro, hablamos de un trayecto de 875 metros.
Durante los sanfermines no cobró consecuencias que lamentar. En los ocho días de encierro (Julio 7 al 14), no hubo más que golpes, raspaduras, contusiones, pero nada de cornadas de toros. En la historia, en el Siglo XX perecieron 13 por heridas de toros. En lo que va del Siglo XXI dos han perdido sus vidas por corneadas.
Tuve la dicha de presenciar los encierros días tras días, fue algo extraordinario, se condujo con mucho orden. La seguridad es muy hermética, a mí, en lo particular me trataron muy bien. Me revisó la Cruz Roja (como a otros) para saber que estaba en óptimas condiciones para correr en el encierro. Me leyeron la cartilla, aconsejándome de los pasos a seguir. Hay reglas y sanciones, una de ellas es que no se debe incitar al toro con intención de torearlo, ni distraerle su curso de carrera con pañoletas, etc. El que infrinja esa regla será multado €1.000 (mil Euros), un equivalente a $1.200. Todo eso me lo explicaron bien, y yo fui incapaz de violar tal regla, no por el temor al toro, sino a la cifra cariñosa.
No obstante, participé en el evento, me podrán ver entre la multitud a través de los videos por la parte derecha -a la entrada de la calle Mercaderes-, y observarán como valientemente tuve la osadía de correr (distanciado) con los toros. Fue una experiencia súper emocionante, de momento uno se asusta (lógico), al ver esos cuernos astifinos, puntiagudos, pasar cerca de ti, pero luego te animas cuando ves que todos (hombres y mujeres) corren con ese coraje taurino para ser partícipe de los mundialmente famosos sanfermines. Un evento que no se lo puede perder. Viva la fiesta brava, ¡Olé!