Río San Juan.- Hace un par de años, la leyenda del beisbol George David Sackie, mejor conocido como Garabato Sackie, se quejaba de que había personas que les gustaría borrar sus números como lanzador en el beisbol dominicano. Su queja la hacía ante la indiferencia de las autoridades gubernamentales y deportivas en exaltarlo como uno de los inmortales del deporte y otorgarle su merecida pensión.
Se quejaba, quizás sin pensar que más que sus números, la falta de reconocimiento se hace cómplice con su precariedad para borrarlo de la vida. Pues, Sackie languidece en una destartalada vivienda en La Novilla, una empobrecida comunidad de este municipio, que indolente e impotente lo ve pasar sus días en la peor de las miserias, a la espera de la muerte.
Su vivienda muestra todavía la destrucción dejada por el ciclón Jeanne que azotó a la República Dominicana en septiembre de 2004, con vientos superiores a los 250 kilómetros por hora, el cual le destrozó el techo, la mayor parte de las paredes de su residencia, así como sus ajuares, quedando solo un viejo altar y un velón como muestra de su fe en los santos, de que algún le hagan el milagro.
Y parece que si, ante esa realidad, hoy las autoridades gubernamentales están trabajando, a pasos lentos, sin pensar que tal vez será demasiado tarde, para salir en auxilio del ex beisbolista que tuvo muchos momentos de gloria, no solo en la pelota local, sino también internacional.
Hemos sabido confidencialmente, que su precaria subsistencia llegó recientemente a oídos del Presidente Danilo Medina, quien de inmediato instruyó a su asistente Carlos Pared Pérez para que se encargara de hacer contacto con Sackey o algún pariente, para brindarle todo el soporte que le haga falta. El periodista Bienvenido Rojas y el dirigente deportivo local Luis Hernández se unieron para hacerle llegar una copia de la cédula del envejeciente pelotero a Persio Maladonado, director del periódico El Nuevo Diario, quien a su vez la hará llegar a Pared Pérez. Lo demás es tiempo de espera. Un tiempo que quizás la vida y la soledad no le den al ex pelotero.
Y es que los años y la precariedad económica le han pasado factura a Garabato, quien vive solo, carece de visión y para desplazarse en su morada, necesita del auxilio de un trozo de palo que utiliza como bastón.
Ya no es aquel lanzador dueño de un slider mortífero o de la “sonrisa endemoniada” cuando tenía bajo su dominio a un bateador contrario. Él necesita de una mano amiga para poderse desplazar.
‘’Uno siempre tiene que esperar algo, Dios le pone pruebas a uno de muchas formas”, dijo el ex beisbolista al ser cuestionado hace un tiempo sobre las condiciones en que se encontraba.
Para muchos, sobre todo los jóvenes, Sackie es un desconocido, no así para aquellos que vivieron las grandes actuaciones de aquel larguirucho lanzador nacido en el Ingenio Consuelo, de San Pedro de Macorís, que tras sus retiro llegó a La Novilla hace 51 años. La vivienda se encuentra en una pequeña porción de terreno que adquirió en ese poblado, donde fue de paseo en 1959 detrás del amor de una mujer, decidió comprar y hasta la fecha es su humilde hábitat.
Con nostalgia, hoy Sackie recuerda el equipo de sus amores, los Leones del Escogido, club para el cual inició su carrera como beisbolista en la llamada “pelota de día’’ después de haber desarrollado su talento en el béisbol doble A en 1949.
“Para mí no había bateador difícil. Ellos (los bateadores) se paraban, me daban mi palo y después me la desquitaba”, comenta Sackie con ciertos aires de satisfacción. “Era un desafío constante”, afirmó.
“Yo tenía un brazo prodigioso, comía mucho dompling, pata de vaca y todo eso. Tenía buena curva y después que comencé a practicarla se convirtió en un slider, el cual le metí velocidad y me salía duro”, agrega Garabato, quien cuenta que comenzó ganando 60 pesos semanales en la llamada pelota de día y llegó a devengar 400 pesos mensuales en la temporada de 1955-56 con los Escarlatas cuando se comenzó a jugar de noche.
Garabato Sackie y su largo recorrido
De 1953 a 1969, Sackie jugó con los Leones del Escogido, Tigres del Licey y Estrellas Orientales. Con el Escogido formó parte de la escuadra de peloteros del calibre de Felipe Rojas Alou, Osvaldo Virgil, Bob Wilson, Mateo Rojas Alou y Rubén Gómez, entre otros. Y en la misma época lanzó contra Alonzo Perry y muchos más.
En la Liga de Puerto Rico fue lanzador de los Cangrejeros de Santurce, el mismo equipo de Roberto Clemente y Willie Mays.
Además jugó en Nicaragua y Canadá de 1967 al 69 porque, según afirmó, en ese entonces en la pelota local no querían pagar lo que él entendía que valía. También jugó a nivel de triple A con los Mellizos de Minnesota.
Su récord en la pelota dominicana fue de 35-24 con una efectividad de 2.99. La mejor temporada de Garabato fue la de 1955-56, donde tuvo marca de 8-3 con 2.29 de carreras limpias permitidas.
En la VII Serie del Caribe celebrada en Venezuela en 1955, Sackie se acreditó el triunfo con los Cangrejeros de Santurce, equipo que venció 7-6 a los Alacranes de Almendares, de Cuba. Garabato relevó en el quinto episodio al lanzador abridor Rubén Gómez.
Además, Garabato formó parte de la primera blanqueada combinada en extra inning en el Estadio Trujillo en 1955, donde junto a los lanzadores Chuck Templenton y Eugene Host, los Leones doblegaron 1-0 a los Tigres del Licey en 10 episodios.
El mismo considera que no pudo llegar a Las Grandes Ligas por el racismo que imperaba en los Estados Unidos, cuando un negro no podía lanzarle cerca a un blanco. Recuerda que tuvo problemas con un dirigente en las menores que era muy racista “y privaba mucho”.
Su huella deportiva en Río San Juan
Ya retirado del beisbol profesional, Sackie une al softbol en Río San Juan, donde en la década de los 80’s era miembro prominente de Las Estrellas de Sackie, un temido equipo que recorrió el país en intercambios amistosos con él como toletero principal y jugador de la primera base.
Aquí Sackie era un temido bateador a quien los lanzadores buscaban la forma de no lanzarle. Cuenta el dirigente deportivo Luis Hernández que llegó a un punto en que cuando un lanzador le daba base por bolas intencional, el pelotero, en vez de correr hacia la primera base, tomaba una motocicleta que tenía y se iba a su casa, enojado “porque yo vine a jugar pelota, no a que me den bases por bolas”.
Otro anécdota contado por Hernández sobre el poder de Sackie, es una vez que un pitcher hizo un lanzamiento de piconazo y Garabato le hizo swing y sacó la bola de jonrón por el center field.
Pero no se crean que por su condición de toletero Sackie asumía poses de estrella, no, por el contrario, su vivienda quedaba a 7 kilómetros del centro del pueblo, recorrido que el pelotero hacía a pie diariamente y sin importar la hora.
Contaba en una entrevista que le realicé hacer un par de años, que cuando el equipo tenía que viajar a otro pueblo, la salida era a las 6:00 de la mañana y el punto de reunión para tomar el autobús era la entrada al pueblo. Para estar a tiempo, Sackie dice que se levantaba a las 4:00 de la mañana para recorrer a pie los 7 kilómetros y llegar a tiempo. Lo mismo hacía al regreso, “a veces a las 12:00 de la noche”.
Sus pasos por este pueblo que lo adoptó como su hijo en 1964 le han merecido varios reconocimientos, incluido la construcción de un estadio que lleva su nombre.
Sus inicios en el béisbol
De joven, cuando comenzaba a inclinarse por el béisbol, George Garabato Sackie jugaba como receptor, pero un pelotazo en un ojo desistió, y visiblemente enojado abandonó la posición. Fue en una escuela, para 1948, recordó.
Impactado por el golpe, según narra, se echó agua en la parte afectada. Tras la decisión de no jugar más en la receptoría, sus compañeros lo convencieron de que jugara la tercera base, “y entonces dije…ahí sí voy, ahora sí voy bien, y comencé a coger pelota y aflojar el brazo”.
Por la potencia de sus disparos desde tercera base, explica que el dirigente le sugirió que tenía las condiciones para pitcher.
“Luego me dijo, tú te atreves a tirar dos innings, y comencé y me llevé uno (un bateador), y después tres lanzamiento para el otro, y dijo: aaahh carajo, vamos a practicar….tú eres más pitcher que cátcher’’, narró sonriente Sackie.
En el torneo doble A regional, Sackie recuerda que llegó a ponchar a 15 bateadores en cinco entradas ante el equipo del Ingenio Colón, en 1949, partido que perdió porque el dirigente decidió retirar el equipo del terreno de juego por no estar de acuerdo con una jugada que llamó el árbitro.
El olvido de Sackie por parte del comité encargado de escoger a los inmortales del deporte dominicano ha llegado a enojar a otros deportistas, como es el caso del ex basquetbolista Evaristo Pérez, quien hace unos meses se quejaba del hecho ante miembros de la prensa y hasta llegó a decir: “Hay que poner a los periodistas a escoger a los inmortales, porque hay otros que no lo merecen y están ahí”.
Por ahora Sackie ha recibido un rayo de esperanza. La posible llegada de una mano gubernamental y el auxilio de algunas organizaciones deportivas que han expresado su deseo de ayudarle a vivir con dignidad sus últimos días. Esperemos cuando llegue ya no sea demasiado tarde.
(Datos de la internet fueron tomados para este reportaje)