Job, es un personaje bíblico cuya historia se narra en uno de los libros del antiguo testamento, a los términos de él, cuál era un hombre "recto, temeroso de Dios y apartado del mal".
Era un ser humano sumamente próspero en todo el sentido de la palabra. Gozaba de una numerosa familia y poseía más de 10,000 ovejas, reses, camellos y asnos.
Por su plena estabilidad familiar y patrimonial Job llegó a ser considerado el hombre "más grande de todos los orientes".
De pronto, por obra de Satanás, Job perdió todo su ganado, asnos y demás animales que ya se habían esparcido por toda la tierra, todos sus criados se apartaron de él al caer en desgracia; e inclusive, un gran viento proveniente del desierto sacudió las 4 esquinas de su casa, derribando sus paredes y arrebatándole la vida a sus 10 hijos de un zarpazo.
A pesar de lo destrozado, e inconsolable que se encontraba Job por haberlo perdido absolutamente todo, éste se inclinó ante su Dios y exclamó: "Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré allá. Jehová mismo ha dado, y Jehová mismo ha quitado. Que continúe siendo bendito el nombre de Jehová".
Entonces Dios cuestionó a Satanás y le preguntó por qué se había empecinado con su siervo Job, si era un hombre justo como ningún otro en la tierra; a lo que el diablo respondió cuestionando la fe de Job hacia Jehová. Decía, que la fidelidad de Job hacia él, se debía únicamente a que Jehová le había concedido muchos beneficios, y le dijo, que tocara sus huesos y su carne para que así viese cómo su siervo Job lo maldecía en su cara, a lo que Dios asintió y le dijo a Satanás, que solo tuviese cuidado de no dañar su alma, es decir, que le hiciera lo que él quisiera, pero que no lo matara.
Y justo cuando las cosas no parecían poderse poner peor, Job empezó a padecer de una sarna de los pies hasta la cabeza, los dolores que le achacaban eran incomparables a cualquier otra cosa sobre la faz de la tierra, y casi en su lecho de muerte su esposa le solicitó que retirara su fidelidad a Dios, le pidió que lo maldijera y que entonces muriera en paz. A esto Job contestó: "Como habla una de las mujeres insensatas"… "¿Aceptaremos solamente lo que es bueno de parte de Dios y no aceptaremos también lo que es malo?".
A pesar de haber perdido a sus hijos, enfermo, sumergido en la pobreza y repudiado hasta por su propia esposa, Job nunca pecó con su boca en contra de su creador y quien en una ocasión le había hecho tanto bien.
Sin nada más que perder, Job finalizó la prueba y salió triunfante de la odisea a la que lo había sometido el demonio, y Dios le sanó y otorgó el doble de todo aquello cuanto una vez tuvo.
Casi a todos los seres humanos, en algún momento de nuestras vidas nos toca atravesar un desafío similar al de Job, en el que nuestra lealtad, integridad y valores son puestos en tela de juicio.
A quienes les toque, les recomiendo dar lectura a este libro bíblico, ya que no existe una mejor fuente de la que se pueda sustraer la fuerza para entender, que la vida te puede cambiar en un segundo, que justo cuando estás a punto de amanecer es que la noche se torna más oscura y que como dice un reconocido cantautor guatemalteco "las nubes grises también forman parte del paisaje".
Gallardía, paciencia y fuerza de voluntad, son las herramientas de la que hemos de valernos para afrontar los tiempos difíciles; y ridiculizar el mal haciéndolo ver pequeño ante nuestra fe, tal cual hicieron ver a Satanás en el emblemático caso de Job.