Sin duda, constituye un acierto por parte de la Dirección General de Tránsito Terrestre señalizar las vías públicas en Río San Juan, colocar reductores de velocidad en aras de restringir a los desaprensivos que conducen de manera temeraria por las calles del pueblo y también el hecho de guiar a los transeúntes mediante la implementación de letreros a la ubicación de nuestras principales atracciones turísticas, tales como las playas, la Laguna Gri-Gri, entre otros…
En su conjunto, la mayoría de las disposiciones contenidas en el plan de reordenamiento vial recién ejecutado en el municipio de marras, son positivas.
Sin embargo, la nota discordante entre esos aciertos es la idea de haber hecho de las calles Generoso Alvararo, Dr. Virgilio García, Luperon y parte de la Padre Billini como vías en un solo sentido, es decir, calles de una sola vía.
La razón por la que estoy en desacuerdo con esta disposición es básicamente la misma por la que no estuve de acuerdo cuando se hizo lo propio con las calles Duarte y Capotillo.
Y es que, detrás de todas las ejecutorias que emanan de una institución pública para con la ciudadanía tiene que existir un fundamento, el cuál puede tener un carácter preventivo o para dar con la solución de un problema real que afecte a la ciudadanía.
En el caso de hacer de una vía cuatro de las calles que cortan con la Calle Duarte de Río San Juan, el fundamento que alegó la comisión del Ministerio de Obras Públicas, que hizo la evaluación para luego sugerir esta medida, se trató "de dar más movilidad y evitar congestionamientos en el área de mayor actividad comercial”.
Esto no nos parece una razón de suficiente peso para hacer cambios tan drásticos en el tránsito de Río San Juan, pues quienes vivimos aquí sabemos que este es un pueblo pequeño, con un tránsito muy fluido y que nunca han existido tales congestionamientos y por tanto, con esto se intentó dar soluciones a un problema que jamás existió.
La comisión que visitó Río San Juan y que expuso a la municipalidad estas razones en el ayuntamiento municipal, solo se tardó un día en realizar esos estudios y no entendemos cómo es que en un tiempo tan corto pudieron haber llegado a esta conclusión.
Emitir una crítica a una decisión de profesionales que se supone están capacitados para realizar este tipo de estudios y determinar la adopción de este tipo de disposiciones requiere mucho cuidado y prudencia, pero desde mi humilde perspectiva y en calidad de un conductor más, entiendo que las complicaciones que estas suponen para transitar en Río San Juan son más grandes que el alegado problema que dio lugar a su origen.
No siempre medidas de esta naturaleza se traducen en un avance para el municipio al que se imponen, sin mencionar, que si la Autoridad Metropolitana de Transporte (AMET) no ha sido capaz de ejecutar una fiscalización efectiva para el respeto de las dos calles de una vía que ya existían, muchos menos van a poder hacerlo ahora con 6.
Lo de asistirlos con policías municipales es una idea que puede ayudar, pero recordemos que estos no tienen facultad para fiscalizar ni imponer contravenciones por infracciones de tránsito.
Es cierto que en otros municipios sí ha sido así, pero en el caso de Río San Juan y su estructura vial creemos que no, pues el nuevo ordenamiento vial ha limitado las opciones de los conductores y transeúntes para salir del pueblo y ha hecho que el tránsito cotidiano nos sea mucho más complicado.
Reitero que todo lo demás sí era necesario y digno de ser aplaudido, pero haber cambiado el sentido de estas cuatro calles no es un hecho de avance ni de crecimiento propiamente dicho, es más, entiendo que lo único que ha de crecer con esta disposición, son la dificultad para transitar con libertad en el municipio y el consumo de combustible de quienes conducimos a diario por sus calles.