¿Cuál es la idea de un Presupuesto de Ingresos que ayude a conformar la Ley de Gastos Públicos? Eficientizar la inversión para que los ingresos sean usados donde más convenga a la Nación. Pero ¿Se formulan el Presupuesto y la Ley de Gastos Públicos con esos criterios? La práctica nos enseña que los gobiernos formulan el Presupuesto de modo que haya mucho dinero para invertir en áreas, en renglones que permitan que la ración del boa sea cada vez más jugosa. Esa ha sido la constante histórica.
Entre el robo en las órdenes de confección de libros, cuadernos, compra de pupitres, pizarrones, uniformes y ahora con el filón de oro del desayuno escolar, la inversión en el área educativa va viento en popa para quienes quieren mantener el statu quo.
Desde el Gobierno Central se envía el Presupuesto al Congreso Nacional y allí sólo, si hay intereses económicos que beneficien a legisladores, se modifican las partidas asignadas a los distintos departamentos. Al final, todos contentos, lograron jugosas partidas que representan un importante porcentaje de aumentos en los dineros que manejará tal o cual ministerio, los cuales se invierten y se gastan sin ningún control real porque no existe la independencia del Ministerio Público y la Justicia es un can, un chocheo en el que poco se puede confiar.
Carecemos, entre los responsables de administrar justicia, en más casos de los deseados, del sentido moral que indica el buen camino de actuar bien, dentro de los parámetros éticos que mandan la buena educación doméstica, el respeto a los derechos de los demás, el derecho a labrarse la justa fama que merece la gente decente, valores que muchos cambiaron y cambian por rendirle pleitesía al oro corruptor.
Nadie puede alegar que el país carece de ejemplos históricos que permiten comparar las inversiones en la importante área de la educación, pilar del desarrollo que hemos manejado de manera inadecuada, por una y otras razones.
Invertir en educación es, pues, una acción fundamental para el presente y el futuro de la nación. Las mañas no permiten que los revejíos crezcan, quizá esa sea la razón por la cual en materia de educación pública andemos tan mal.
Lo peor es que ahora se transfirió la baja en la calidad de la enseñanza a universidades que gradúan una hemorragia de jóvenes cuyo horizonte y perspectiva de trabajo es nulo.
El martes se publicó en HOY que medio millón de jóvenes carece de posibilidad de trabajo. Es culpa de la orientación que se ha dado a la enseñanza.
Mientras continúe la navegación en ese rumbo, podrán otorgarle el 20 por ciento del Presupuesto a la educación y seguiremos de mal en peor, también en esa área.