El presidente Danilo Medina no parece decidido a descansar. Apenas han pasado unos días de las elecciones en que fue reelecto por mayoría de votos de sus conciudadanos que acudieron a las urnas, y ya reinició su programa de visitas sorpresa, la herramienta que lo ha mantenido en contacto directo y permanente con la gente, conociendo de primera mano –no de oídas- los problemas que afectan a los diferentes sectores del país para buscar soluciones que complazcan las aspiraciones de los afectados. Tan eficientes han sido estas visitas sorpresa, contrario a lo que pregonan algunas voces de la acera de enfrente del gobierno (de esas cegadas por la sinrazón y/o la irracionalidad), que diferentes gobiernos buscan informaciones para aplicarlas en sus respectivos países como metodología de acercamiento y penetración con la gente. He ahí una de las razones verdaderas de la altura del respaldo al Titán de Bronce. Y después no quieren que uno lo diga…
En el combate
Me tiré completita, y la gocé de cabo a rabo, la entrevista que le hiciera el jueves pasado el peruano Jaime Baily al pasado presidente de Colombia, Álvaro Uribe, en La Mega, de Miami. Don Álvaro es un hombre aldeano, pero jamás una cabra loca, con posiciones firmes y claras; y preciso al exponer sus puntos de vista, con los que se pudiera estar o no de acuerdo pero definen sus juicios del pasado, su óptica del presente y su visión del porvenir. Algo que me gustó bastante de la conversación Baily-Uribe, talvez por la coincidencia, fue cuando el perspicaz entrevistador le inquirió sobre el porqué si en sus gobiernos devolvió la seguridad a su pueblo ahora hay tantas críticas a su gestión. Sin inmutarse, Uribe habló sobre cuanto hizo desde el poder para fortalecer la seguridad ciudadana y remarcó señalando que “pero lo cierto es que muchas de esas críticas de ahora tienen su razón en que yo continuo en el combate”, y agregó estar convencido de que “para combatir hay que tener alegría, no odio”. Don Álvaro se las trae y se las lleva…