Nueva York.- No hay muchos deportistas con el impacto mediático de Serena Williams, la reina del tenis, de modo que cuando ayer publicó una imagen ataviada con un bañador amarillo y posando de perfil, junto al rótulo de 20 weeks (20 semanas), se generó un remolino informativo gigantesco. Con la foto, la ganadora de 23 títulos del Grand Slam insinuó estar embarazada de cinco meses y por lo tanto, de forma paralela, que logró su último trofeo, el Open de Australia, ya en estado de gestación, prácticamente de dos. Y horas después, su agente hizo la confirmación oficial al anunciar que llegó horas después, cuando su agente anunció que estaba "feliz" de la llegada del bebé, prevista para el próximo otoño.
Cuando Serena colgó la foto, compañeras y organismos oficiales trasladaron sus felicitaciones a la deportista, comprometida desde el año pasado con Alexis Ohanian, cofundador de red social Reddit. Sin embargo, a lo largo de la tarde se produjeron varias maniobras que llamaron la atención. Para empezar, que la propia protagonista ni confirmó ni desmintió el presunto embarazo, lo que hace que la imagen dé cabida a la especulación. Lo segundo, que la estadounidense (35 años) eliminó la imagen de Snapchat unos minutos después de publicarla, sin mediar explicación. Y lo tercero, que la rectora mundial del tenis femenino (WTA) también borró la enhorabuena a su gran icono en Twitter. Todo un tanto estrafalario, aunque acorde a la complejidad de una persona tan poliédrica y singular como Serena.
Con la noticia confirmada, la que será de nuevo número uno mundial a partir del lunes se perderá lo que resta de temporada. Pero no solo eso, porque su carrera también quedará entre interrogantes. Teniendo en cuenta la edad y el historial médico de Serena, muy mermada por las lesiones durante los últimos años, cuesta pensar que pudiera dejar durante un curso el circuito y reengancharse después, con la locomotora en marcha otra vez y las nuevas generaciones apretándole más y más fuerte.
Al margen de la misteriosa forma de anunciar su embarazo, Serena no desfila por una pista desde el pasado 28 de enero, cuando triunfó en Melbourne. Desde entonces, ni un torneo, ni imágenes de ella entrenándose. No compitió ni en Indian Wells ni Miami, argumentando una lesión en la rodilla derecha. Mucha nebulosa, al igual que en la recta final de la temporada anterior, cuando desapareció desde las semifinales del US Open, en septiembre, y se asomó el 3 de enero en Auckland, cuatro meses más tarde. Tampoco estaba claro su retorno, puesto que ni siquiera se había inscrito todavía en el Premier Mandatory de Roma, antesala de Roland Garros (a partir del 28 de mayo).
Serena está considerada como una de las mejores tenistas de todos los tiempos. Solo la australiana Margaret Court (24) ha ganado más grandes títulos que ella, defensora del número uno en 316 semanas. Actualmente, Williams es la deportista mejor pagada del mundo, con unas ganancias de 27 millones de euros el año pasado. La estadounidense no es la primera jugadora que interrumpe su carrera por este motivo. La bielorrusa Victoria Azarenka ya cortó su actividad en 2016 y fue madre el pasado mes de diciembre, y le belga Kim Clijsters se convirtió en 2011 en la primera mujer de la historia que llegaba a lo más alto del ranking tras haber sido madre. (El País)