Hace unos días me encontraba tomando un café, en compañía de un gran ser humano, mientras compartíamos ideas y hablábamos de diferentes temas, llegamos a uno muy importante y que pocos seres humanos reconocen su valor. “Saber de dónde eres y hacia dónde vas”, en el mundo existen diferentes tipos personas, entre ellas aquellas que siente un dolor social unico, esos seres que tratan mal a todos aquellos que les rodean.
Este comportamiento es una característica específica de que esos seres antisociales, no se conocen así mismo y por ende no saben de dónde vienen y muchos menos hacía donde van, este tipo de personas es muy fácil de reconocer, pues la encontramos por donde quiera, en las diferentes instituciones públicas como privada que visitamos.
La vida para ningún ser humano es fácil, el camino que recorremos cada día está lleno de dificultades, pero nuestro compromiso es superar esas trabas y seguir hacia adelante, con una actitud diferente y positiva; el mundo está lleno momentos y seres difíciles, pero no por esto, nuestro comportamiento debe ser igual.
Somos seres racionales, afectivos y sociales, por consiguiente debemos convivir cada día con los demás; Aristóteles compara el ser humano con las abejas, animales que forman colectivos en formas de panal o colmena. Pero por supuesto lo hacen no para equipararlos, sino para ver la enorme distancia que hay, pese a que las abejas sean también animales agrupados, esta complejidad estriba en muchas cosas. Se puede decir de la abeja que es un “animal social”, pero aquí el sentido social no es el mismo que el del ser humano.
En nuestra vida tenemos y vamos a tener contacto con grupos diversos. Experimentamos además la evolución de los grupos en los que estamos: cambios en nuestra familia, nuevos amigos, nuevas aficiones, nuevo centro escolar, etc. Esto conlleva conducta más o menos flexible, que nos permita involucrarnos en la socialización y ser aceptado por los demás.
Somos seres emocionales y racionales; Racionales para poder resolver los problemas que surgen en nuestra vida socializada; emocionales para poder reconocer esos problemas y para mantenernos motivados en la tarea de su resolución.
Nuestro compromiso está en conocernos a nosotros mismos, saber dónde venimos y sobre todo tener siempre presente hacia donde queremos llegar, no importando los problemas que encontramos en la vida, pues tenemos la fuerza para vencerlos y seguir nuestro camino soñado, seamos seres de luz, personas que vivamos con amor y una sonrisa en nuestro rostro; recordemos que está comprobado científicamente que vivir el lado positivo de la vida, nos hace seres más felices.