El espectro autista es algo muy complejo y por lo tanto , muy difícil de manejar, tanto a nivel familiar como escolar, por lo que sólo una educación apropiada puede ayudar, tanto a diagnosticarlo como a darle el seguimiento correcto. La dificultad mayor es porque aunque hay manifestaciones comunes en los pertenecientes al TEA, cada persona que forma parte del espectro, es diferente y tiene características particulares.
Lo primero para comenzar a entender sobre esta condición, es saber que tienen un origen neurobiólogico, lo cual implica que el cerebro funciona de manera diferente a los neurotípicos. El autismo no se adquiere, se nace con la condición, por lo que es algo que llega al mundo con la persona y nadie es responsable por ello.
Al ser un espectro tan amplio, esto le da una característica muy peculiar y difícil de diagnosticar, ya que el 50% puede tener un retraso mental severo, un 30% moderado y un 20%, tener una inteligencia por encima del promedio. Esos últimos eran los considerados hasta hace algunos años por tener el síndrome de asperger, hasta que fueron englobados por la OMS, dentro del espectro autista.
Los autistas muy inteligentes son muy difícil de diagnosticar, ya que en apariencia llevan una vida normal, por lo que sólo un profesional en la materia o que lo conozca muy a fondo, puede darse cuenta que tiene esa condición. Eso en la mayoría de los casos implica a que llegan a la edad adulta con el estigma de que son personas especiales o raras.
Los autistas se comportan de forma diferentes unos de otros, algunos no hablan o lo hacen de manera muy limitada y otros son muy parlanchines , siendo a veces catalogados de tener un estilo de profesores. Algunos tienen una conducta violenta y otros son muy pacíficos, unos son revoltosos y otros se pueden pasar mucho tiempo tranquilos en presencia de otras personas.
Los autistas no son siempre iguales, su actitud va variando con la edad, por lo que el trato debe ir acorde a esa situación. Todo esto hace que esta condición sea una de la más compleja de los trastornos conductuales. Pero lo más delicado desde mi punto de vista, es el bajo nivel educativo para comprender y manejar los niños que están dentro del espectro autista.
Los que no somos profesionales del área, pero por una razón u otra nos interesamos por el tema, sabemos que a pesar de la gran cantidad de fenotipos que tienen los TEA, hay dos características básicas para que prenda la alarma y de inmediato sean llevados a evaluar dónde un profesional de la psiquiatría infantil, con especialidad en autismo.
Esas dos características son, la dificultad para la interacción social y la comunicación no verbal, así como el tener intereses restringidos y actitudes repetitivas. Desde que un niño no le interesa socializar, sin poder tener conexión con los otros niños, limitándose a estar simplemente, con una mirada perdida, hay que ponerse en alerta.
El autista aún sea muy inteligente no le es posible socializar, puede estar con otras personas y compartir, pero sin conexión, lo cual es algo que arrastrará toda la vida. Podrá aprender del medio, y pasar desapercibida esa condición, pero el que lo conoce de verdad sabe que no hay una real socialización, porque el cerebro no le envía esa señal. Si tiene un alto nivel intelectual, llega a conocer y hasta observar esas señales y la maneja sin dificultad.
Lo otro son los intereses repetitivos y restringidos, lo que hace que puedan ser excelentes en alguna área, como la matemática, astrología, historia etc, pero torpes en cuestiones simples, como son lo de amarrarse los cordones de los zapatos o hacer el nudo de la corbata. Esto ocurre porque tienen problemas con la motora fina, los que hace que cuando niños le sea imposible mantenerse en un círculo o dibujar sin salirse de la raya.
El autismo cuando está afectado por un bajo nivel intelectual, puede convertirse en una discapacidad real, ya que necesita ayuda para desenvolverse en la vida cotidiana. En cambio, cuando el nivel de inteligencia es alto, esa condición no se convierte en una limitante, todo lo contrario, puede servirle para darse excelente en el área de su interés. Para esto siempre se pone el ejemplo de Bill Gates o Einstein, pero hay miles con quienes compartimos a diario sin imaginarnos que tienen esta característica.
Una de las cuestiones comunes a los autistas, sin importar su grado de inteligencia, es su tendencia a la decepción y posterior frustración, cuando las cosas no salen como tenían previsto. Esto por lo general puede provocar depresión, ansiedad, encasquillamiento mental y temor al acercamiento emocional con otras personas para evitar sufrimientos.
Los del espectro autista tienen también en común, actuar con rutinas, ya que los cambios pueden ocasionarle perturbación, confusión y sufrimiento. Otra cosa en común para los TEA, es su incapacidad para expresar sentimientos, pueden sentir en mundo por dentro, pero no lo pueden sacar al exterior, lo cual implica que los demás confundan sus reales sentimientos.
Es mucho lo que podríamos decir sobre este espectro tan amplío y complejo, por lo que simplemente espero, que quien lea este artículo, se motive a investigar, por si algún familiar pudiese tener esta condición, tenga el conocimiento básico para manejarlo y llevarlo a evaluar.
Considero que la educación es clave para manejar y aportar un grano de arena para ayudar a quienes nacieron con esta condición, sin ellos haberlo elegido.