Río San Juan.- Como si se trata de un desfile de fiestas patronales o politico, cargado de música, alcohol y piruetas motorizadas, despidieron este lunes en este municipio los restos de Carlos E. Martínez, conocido popularmente como Carlos Droga, asesinado en la víspera mientras transitaba por Gaspar Hernández.
Acompañado por cientos de jóvenes, a pie y en motores, el féretro partió desde Nueva York Chiquito, el barrio donde vivió sus últimos días, haciendo un recorrido por la calle Duarte, el sector Buenos Aires, el restaurant Mi Bar, luego al parque central, pasando por el frente del Ayuntamiento Municipal, donde la mayoría de sus empleados, quizás por curiosidad, salió al frente a verlo pasar, generando cierto disgusto entre algunos funcionarios, quienes, según reportes, amenazaron con sanciones.
Un “fourwheels” encabezaba la caravana haciendo los populares ceritos en cada intercepción de la zona recorrido, mientras la bachata de Teodoro Reyes retumbaba a todo volumen en los diferentes discolights y equipos musicales que conformaban la procesión.
Algunos vociferaban “murió el papá de Río San Juan”, atribuyéndole haber hecho grandes favores al pueblo, “desde el más alto hasta el más bajo”. ….y ahora?!!, gritaban otros.
Así transcurrió el recorrido de unos tres kilómetros hasta llegar al cementerio municipal, donde con la misma algarabía fueron depositados sus restos en lo que será la última morada del hombre que en determinado momento hasta se dejó usar para mediar, e incluso intimidar adversarios, en algún conflicto en el que el protagonista no se atrevía a enfrentar directamente y lo enviaba de emisario.
Carlos Droga, fue abatido a tiros para madrugada del domingo cuando conducía su vehículo de regreso a Río San Juan junto a su esposa Mayerlin Martínez, quien resultó con heridas en un brazo y una pierna.
La joven está siendo interrogada por las autoridades para tratar de dar con los responsables del hecho, ya que tras herir gravemente a Carlos, los responsables del hecho lo habrían llevado junto a su esposa al hospital de Gaspar Hernández, donde tras depositarlo emprendieron la huida.