Río San Juan.- Atendiendo un llamado que por Facebook nos hiciera llegar la joven Yeidi Paola Gil Santos, sobre la calamitosa situación en la que se encuentra su vecino Buján, aquel popular señor de pelo negro hasta los hombros, que frecuentemente visita la iglesia, el equipo de Jóvenes Costa Verde puso manos a la obra y salió en su ayuda.
Y es que la situación de Buján es bien triste. Padece de una rara enfermedad que le produce dolencias sus huesos hasta el punto de postrarlo por completo en una cama, y es epiléptico. Pero ¿qué pasa?, Buján ni siquiera tenía una cama digna donde postrar su cuerpo cuando estos dolores le atacan.
Dice Gil Santos, que la dirección del hospital Desiderio Acosta se habría hecho responsable de suministrarle los medicamentos gratis, pero no los está recibiendo. Además, de que se supone que el Ayuntamiento Municipal de Río San Juan debía pasarle una mísera pensión de RD$300.00, que tampoco recibe.
Ante tal desamparo, contó la joven que tanto ella como un familiar suyo y algunos vecinos, son los que se han hecho cargo de Buján, quien vive en la Novilla.
Es la triste realidad que arropa a nuestros viejitos, desamparados por sus familiares. Una vida desesperante, deprimente, dolorosa y en la indigencia. La viva imagen de miles de ancianos en el mundo. Mientras, en contraste, otros se pasean tranquila y galantemente por las calles del municipio.
El viaje y la entrega
Fue ante esa situación que el pasado sábado 31 de enero, Día Nacional de la Juventud, los Jóvenes Costa Verde emprendieron el viaje hasta la zona, sin importar al lluvia que caía en Río San Juan, para llevarle un poco de alivio, no solo a Buján, sino también a otros ancianos de la zona.
A Buján le llevaron una cama digna para él, así como medicamentos para cuatro meses y una almohada; a doña Modesta le llevaron pampers y sábanas impermeables; y por último, a doña Rosa Titín, un bastón para que pueda ir a la iglesia.
Las entregas pudieron ser posibles gracias a la gran contribución de Carlos Pérez, Reyes Lebrón, un anónimo, Sonia Peguero y su Fundación HHS, así como Sara Guerrero y su esposo el señor Jacques.
Triste realidad
A pesar de todo lo que llovió y lo dificultoso que era llegar hasta la casa de Buján, nunca nos detuvimos. Cuando llevamos, eso de las 4:00 p.m. llegamos su casa, en la loma del Turco, comunidad de la Novilla, nos dio mucha tristeza ver sus condiciones. Una casucha casi caída, llena de agua a causa de la lluvia y un cuerpo casi inmóvil debido a la debilidad que tenía al llevar tres días sin comer y muerto de frío en un pedazo de colcha mojada que usaba como “cama”; y frente a éste, siete jóvenes con los ojos llorosos ante tan terrible experiencia.
Llegamos al lugar llevados por la señora Altagracia, amiga de Buján y su angel de la guarda. Ella se encarga de darle comida cuando puede subir hasta ese lugar, si Buján no ha bajado al pueblo; le lava su ropa, en fin, hace lo que puede por este pobre hombre enfermo, que nunca tuvo hijos, que tiene hermanos y sobrinos, pero que son indiferentes ante sus lamentos.
“Un sábado terriblemente lluvioso pero nuestro anhelo era muy grande y ni la lluvia, ni el lodo, ni la distancia y el cansancio nos detuvieron. Somos jóvenes y el futuro es nuestro”, puso quien esto escribe, en su cuenta de Facebook el día de las entregas.
No hay ayuda
Esa misma noche me encontré con el alcalde municipal Alberto Alonzo y le platiqué sobre el caso. Me dijo que no se le ha asignado ninguna ayuda a Buján, ni a nadie en el pueblo, aunque se le dé, pero no es de manera oficial.
En cuanto a la ayuda que podría estar asignada en el hospital Desiderio Acosta, para Buján, no tenemos noticias oficiales del centro. Pero ¿qué es lo que buscamos con esta denuncia?, que se les preste atención a esos ancianos, que aun teniendo familiares, es como si no tuvieran nada. Hacemos un llamado a las autoridades, no se hagan de la vista gorda, que auxilien a esos pobres viejitos que viven de la caridad de los vecinos y nada más. Démosle una forma digna por lo menos para morir y que descansen.
Satisfacción e incertidumbre
Y es que hoy compartimos la alegría de saber que Buján duerme en una cama digna, que tiene sus pastillas para la epilepsia, para una duración de cuatro meses y una pequeña comprita, quizás para una semana. ¿Pero qué pasará con él después cuando terminen los alimentos? Nosotros no sabemos, quizás podemos imaginar que caminará hasta el pueblo para ir donde doña Altagracia a buscar qué comer, o si pasan dos o tres días y no va, doña Altagracia irá hasta donde él a ver qué ha pasado.
¿Pero y qué me dicen de doña Modesta, que nunca tuvo hijos, que apenas tiene un sobrino y la ayuda de sus vecinos, pero vive en una eterna soledad y en una casita llena de goteras y sin luz?
Esperamos la ayuda de las autoridades, de los organismos, y si fuera posible, hasta de nuestros hermanos riosanjuaneros que viven en el exterior. Yo sé que se puede hacer mucho por todos los envejecientes de Río San Juan, se puede y quienes lean esta nota no se imaginan la grandeza que se siente poder dar un poquito de lo que tenemos para ayudar, y lo bien que se siente cuando una de estas personas te dice ‘gracias, yo no tengo con qué pagar, pero gracias y que Dios los bendiga y se los pague’.