A través de múltiples estudios científicos se ha comprobado que la creencia positiva sobre la edad, es determinante para tener un envejecimiento de más calidad y aumentar los años de vida. Aunque la discriminación hacia los envejecientes ( edadismo), cada día toma más relevancia, convirtiéndose en un negocio lucrativo y millonario.
En los últimos años el promedio de vida de los seres humanos ha ido en aumento, como resultado del avance de la ciencia y la tecnología. Un ejemplo de esto es que por primera vez en la historia de la humanidad, ya existen más personas de 65 años, que menores de 5 años.
Las personas con una creencia negativa sobre el envejecimiento, según esos estudios científicos, viven 8 años menos que los que tienen una creencia positiva. En realidad, no existe ningún marcador biológico que identifique cuando una persona ha llegado a la vejez, porque cada quien es único y diferente.
Nuestro cerebro toma decisiones hasta diez segundos antes de que seamos conscientes de ello, por lo que el neurocientífico, Eric Kandel, descubrió que el 80% de la mente funciona de manera inconsciente. Eso permite que asumamos estereotipos externos sobre la vejez y los incorporemos a nuestro inconsciente, los cuales luego influyen sobre nuestra creencia sobre la edad.
El edadismo o discriminación sobre la vejez, se ha convertido según la OMS, en el prejuicio más extendido en el mundo y el socialmente más aceptado. Desde nuestros primeros años de vida, el medio ambiente nos va formando la idea de que la vejez es sinónimo de deterioro, incapacidad y enfermedad.
Por lo general esto conlleva a que nuestra creencia sobre la edad, sea el resultado de perjuicios culturales, más que de hechos científicos. Está comprobado que sólo el 25% de nuestra salud se debe a los genes, el otro 75% está determinado por factores ambientales, muchos de los cuales podemos controlar.
No es cierto el criterio de que la vejez es sinónimo de deterioro físico y cognitivo, ya que por la plasticidad, el cerebro sin importar la edad, puede mantener la capacidad de realizar conexiones neuronales por medio de la sinapsis. Al mismo tiempo que llevando una vida disciplinada, con una alimentación sana, ejercicios constantes, control del estrés y una creencia positiva sobre la edad, es posible envejecer sano y saludable.
El edadismo es un prejuicio sobre la edad, que implica una discriminación, que se refleja en todos los aspectos de la vida de una persona en la medida que envejece. Por ejemplo en nuestro País, una persona cuando llega a los 40 años, ya se le hace casi imposible accesar a un trabajo en el sector privado.
En Estados Unidos, los mensajes que subestiman a los ancianos están por todas partes, lo cual se ha convertido en un negocio lucrativo en crecimlento. Las empresas de la industria del anti envejecimiento, las redes sociales, las agencias de publicidad, obtienen grandes beneficios de las promociones sobre las creencias negativas sobre la edad, lo cual llega a sobrepasar un billón de dólares al año.
Esta realidad viene a confirmar que el edadismo, además de ser un prejuicio social, es usado por los grandes emporios farmacéuticos y de la comestología, para mantener un negocio multimillonario. Es indudable que la vejez tiene sus consecuencias naturales, pero la actitud, la creencia positiva sobre ella, es determinante, tanto para vivir más tiempo, como para hacerlo con más calidad de vida y más salud.
Los que tengan una creencia negativa sobre la edad deben cambiar su visión, haciendo conciencia de esto, para evitar ser víctima del edadismo que les quitará años de vida. No es cierto que siempre los problemas de salud son por la edad, sino que pueden ser el resultado de afecciones, que por igual también pueden tocar a los jóvenes.
Un grupo de científicos realizó un experimento para medir hasta qué punto la creencia sobre la edad podía impactar las personas. Se tomaron varios miles de voluntario por en un periodo de 30 años para medir el cortisol. Los que tenían una creencia negativa sobre la edad, aumentaron en un 44% el cortisol y los que tenían una creencia positiva disminuyeron un 10% el cortisol.
Para concluir sobre el tema, me voy a referir a una anécdota famosa para ilustrar el criterio sobre la creencia sobre la edad. Se trata de un señor de 85 años que va al médico por un dolor leve en una rodilla. El médico le dice que se recuerde que su rodilla tiene 85 años, a lo que el anciano le responde, que lo otra rodilla también tiene 85 años y no le estaba doliendo.