Hoy estoy donde los mexicanos más se parecen a los dominicanos (cherchosos y románticos). Donde los amaneceres son iguales a los nuestros (cálidos y musicales). Donde la amistad se lleva como lo mejor que trae la vida (elevada y elevante). Donde nuestras canciones tienen su mayor espacio (por su inigualable amor tropical). Donde México se hace parte del Caribe (alegre y medalaganario). Donde siempre me piden que cante como Tito Rodríguez (desde que tiempo muy atrás lo imité en un bar de locura). Estaré en los próximos seis días en el espacio mexicano que considero mío: Yucatán (donde se inventó lo mejor del bolero).