NUEVA YORK._ Según el testimonio de la madre de la víctima, un depravado y sucio padre psicópata asesinó a su hija de 7 años de edad, descuartizó el cuerpo, se encerró en el baño, subió al máximo el volumen de un radio y le dio a comer los restos de la niña Serenity Brown al perro Pit Bull para que el animal se comió.
De esa manera y por ocho años, el psicópata identificado por la policía como Edward Brown (Chuck) logró evadir a la justicia, desapareciendo la evidencia del repugnante y horroroso asesinato contra su hija.
El crimen lo perpetró en julio del 2006, cuando la madre de la víctima Paula Johnson le estaba haciendo un cuento a la menor y la niña se reía a carcajadas.
La risa, le costó la vida, porque el papá se molestó y se airó a tal extremo que se cobró con la vida de la pequeña.
Según el tabloide NY Daily News, la madre hizo la confesión a los investigadores, quienes buscan desesperadamente alguna evidencia para arrestar y acusar al cruel asesino.
La mamá relató en la confesión que su marido furioso, le dio un puñetazo en el pecho a la niña, matándola instantáneamente.
Luego, metió el cuerpo de la menor en la bañera y ordenó a la madre que se encerrara en una habitación. Tomó un cuchillo de cocina y descuartizó el cadáver de su hija y le dio los restos al Pit Bull para que se los comiera.
La investigación comenzó cuando la Administración de Bienestar Infantil (ACS), recibió una llamada anónima, notificando del hecho a las autoridades del estado.
En la denuncia, el informante o la informante anónimo también dijo que posteriormente los Brown habían matado al perro.
Desde el 2011, las autoridades vienen investigando a la pareja Brown, debido a que el hijo mayor de 12 años de edad, asistía pocas veces a la escuela.
Y durante una de esas visitas de supervisión, fue trabajadores sociales de la ASC, se percataron de la desaparición de la niña asesinada, 5 años después del homicidio.
El padre, presunto asesino, ya no vivía con la madre y hasta ahora no ha sido interrogado respecto al crimen.
Entre tanto, a falta de evidencias y al menos un protagonista o testigo del crimen, el asesinato de la niña Serenity Brown sigue impune.