Después de la victoria contundente de Luis Abinader, así como de el triunfo arrollador en las municipales y congresuales del PRM, en los pasados procesos electorales, lo oposición apabullada por estos golpes, podría tener una luz de esperanza que se comienza a vislumbra en las lejanías del horizonte.
Siempre he manifestado que el PLD actuó con lo hace una enfermedad autoinmune, destruyéndose a sí mismo, lo cual comenzó con la violación del pacto de Juan Dolio de los 15 puntos. Y que continuó con la selección del sector danilista de un candidato, Gonzalo Castillo, para enfrentar al favorito del momento, Leonel Fernández.
Eso anunció la clarinada de la división, lo cual se materializó al culminar el proceso electoral interno del 2019, que otorgó el triunfo de manera cuestionada a Gonzalo Castillo por un estrecho margen. Estos resultados no fueron aceptados por Leonel, lo cual marcó la división definitiva del PLD y el surgimiento de la FP.
Todo lo demás es historia interpretada acorde a los intereses de quien lo haga, pero lo que quedó demostrado, fueron los resultados letales de ese proceso para la oposición, aunque primordialmente para el PLD, que apenas obtuvo un 10%.
Si analizamos objetivamente el panorama pos electoral, podemos colegir, que la FP se va a mantener estable, como una fuerza sólida, para convertirse en una opción de poder para el 2028. Mientras que el PLD denota todo lo contrario, una organizaron, que no sabe hacia donde va, negada a adoptar una actitud crítica, como inicio para comenzar a reencauzar el camino que los podría oxigenar, para llevar de nuevo esperanza a su militancia.
En cambio el PRM con todo el poder que logró el el pasado proceso, tendrá que pasar por muchas pruebas de fuego, comenzando por un presidente con gran popularidad, pero que ya anunció que no buscará la reelección. Indiscutiblemente, esa decisión ya está generando una carrera desenfrenada entre varios aspirantes para lograr convertirse en su sucesor.
Esa lucha interna por ser el candidato del PRM, sin lugar a dudas que generará dificultades, ya que el presidente Abinader tiene su delfin que presentará en el momento apropiado. No es verdad que el presidente se quedará de brazos cruzados en esta contienda, porque eso iría en contra de toda lógica política.
Este proceso interno que vive el PRM, no es sólo a nivel presidencial, porque desde ya se notan amarres anticipados, para candidaturas a posiciones electivas en una gran parte de la geografía nacional. Esas luchas internas a destiempo, conllevan mucho desgaste, fraccionamiento y sobre todo que producen que la militancia se desenfoque de los objetivos fundamentales de la organización.
El PRM también tendrá que lidiar con los efectos adversos que produzca la reforma fiscal, que aunque es necesaria para el país, todos sabemos que por nuestra naturaleza, ningún sector de la sociedad quiere asumir alguna carga impositiva. Las protestas vendrán, con su disgusto correspondiente, afectando negativamente al partido de gobierno.
Hay otros factores que gravitan sobre la sociedad que irán aumentado, como es la inseguridad ciudadana, el caos en el tránsito, el costo de la energía, pero sobre todo lo relativo a la canasta familiar. Todo esto tiene un efecto directo sobre los sectores más vulnerables y la clase media, que se unirán al desgaste natural que se produce en un segundo periodo de gobierno.
Con esto no quiero decir que el PRM llegará sin posibilidad al 2028, seguirá siendo el partido de gobierno, con una gran estructura en todo los sentidos y por lo tanto la organización a vencer. Siempre se ha dicho que el candidato del partido oficialista sale con un 35% del electorado cautivo.
Lo que si entiendo es que por estas realidades que se darán en el gobierno y el PRM, las posibilidades de la oposición aumentarán y no serán las mismas del 2024. Por lo que si logran unificarse y llevar un candidato que logre impactar en el electorado, sus posibilidades para el 2028 serían muy reales.
A simple vista y quizás exponiéndome a precipitar una opinión que podría caer en lo subjetivo, por múltiples razones que he analizado con mucho detenimiento, entiendo que el candidato de la oposición para el 2028, debería ser Omar Fernández.
Simplemente dejo en la cancha este humilde parecer, y dejaremos que sea el tiempo, el juez que nunca falla en sus decisiones, que sea quien tenga la última palabra.