Esta carta dirigida a mi pueblo de Río San Juan, estará proyectada no desde mi ego, sino desde lo más profundo de mi ser, por lo que cada palabra brotará con total y absoluta sinceridad, como un real testimonio de mis sentimientos y una expresión inequívoca del sentir de mi corazón.
Algunos recordarán que arribé un domingo del mes de septiembre de 1982 a Río San Juan, en un viaje de aventura acompañado de dos personas ligadas al negocio de la pesca. Ese hermoso domingo soleado me cautivó para siempre, y desde ese día continué visitando el pueblo, estableciendo una vinculación para el negocio de una pescadería que tenía en Santiago, siendo quien luego fuera mi hermana, amiga y comadre, Milagros Bonilla, el soporte material y emocional para que me radicara definitivamente en este paraíso de bellas playas y exuberantes montañas.
A los pocos años de estar vinculado al municipio, y por influencia de Luis Hernández, comencé a colaborar con las actividades deportivas, así como con otro tipo de acciones, comunitarias, clubisticas, sociales, humanas etc., lo que en 1988 me llevó a ser el presidente del primer torneo de baloncesto con refuerzo; en 1989, el presidente de las fiestas patronales, y en 1990, a conformar el Club Freddy Méndez, realizando desde esa entidad el primer maratón Cabrera-Río San Juan, el cual fue ganado por mi inolvidable amigo, hermano y ser humano que siempre guardará una lugar especial en mi corazón, me refiero al inmortal Mariano Alonzo.
Luego de esos acontecimientos me marché de Río San Juan a mi tierra natal, Santiago de los Caballeros, desde donde regresé de nuevo a Río San Juan en el 2003, por una circunstancia personal que no es relevante tocarla en esta comunicación, lo que sí es elocuente, que por designios del destino nos vimos envuelto en un proceso electoral en el 2006, donde mi esposa participó y fue electa diputada por la provincia María Trinidad Sánchez, constituyéndose en apenas dos meses de campaña en la primera diputada del municipio de Río San Juan.
En el 2010 fui designado por el presidente de entonces, Leonel Fernández, como vice-ministro de Obras Públicas y Director General de Tránsito Terrestre, que luego fue ratificada por el presidente Danilo Medina, posición gubernamental nacional, pero desde la cual hemos intentado aportar y contribuir con los diversos problemas que históricamente agobian al municipio, valiéndonos para esto con las relaciones que esta dirección nacional nos ayuda a establecer con incumbentes de otras instituciones.
Lo poco o mucho que pudiésemos haber hecho es una acción voluntaria y humanitaria, ya que no nos impulsa ningún interés particular o político; sencillamente porque no tenemos ningún proyecto de aspiraciones a cargo electivo alguno, ya sea a la Alcaldía, diputación, senaduría o Gobernación. Si alguien tiene otra interpretación está en su pleno derecho, pero desde mi corazón puedo decirle que es la pura verdad.
Después de evaluar estos acontecimientos, he tomado la firme determinación de mantenerme en perfil bajo. En realidad no soy un riosanjuanero de pura cepa, seguiré contribuyendo pero desde un rol menos protagónico, tendré que concentrarme más en mis responsabilidades propias de mis funciones nacionales, y sobre todo, dedicarle un poco más de tiempo a mi familia, esposa e hijos.
Finalmente, decirle a aquellos que se han dedicado a detractarme, calumniarme, criticarme sin contemplaciones, descalificarme y hasta inferir en cuestiones íntimas y personales, que no me anima ningún sentimiento de resentimiento hacia ellos, porque los entiendo y en mi interior reconozco que en la vida lo único que he hecho es servirle y apoyarlos cuando me lo han solicitado.
A esos amigos los perdono de todo corazón, y al mismo tiempo los exhorto a reflexionar en relación a que si con esas actitudes contribuyen a crear un mejor Río San Juan.