Reanudar las relaciones diplomáticas con Haití (suspendidas insólitamente hace tres años)
es un hecho de extraordinaria importancia: Debe comprometer al Gobierno haitiano a
colaborar con el control fronterizo; debe ayudar a identificar a cada emigrante haitiano
(legal o ilegal, deportable o no) residente aquí; debe racionalizar la ayuda dominicana en
salud y otros servicios para los haitianos, sean o no emigrantes permanentes, y debe
contribuir a combatir lo que no debemos descartar: cualquier invento que se les ocurra aquí
a las bandas criminales haitianas (que, por cierto, ya tienen presencia en la frontera).
