Y se dirá, décadas adelante, que en el tercer milenio repetíamos la Baja Edad Media del
oscurantismo en su versión tecnológica avanzada. Y que de diálogos y dialécticas
habrían de surgir las ineludibles utopías realizables. Y que los estados adelgazados, las
clases sociales contrahechas y las sociedades civiles emergentes jugaron su papel en la
lucha por la democracia mundial. Y que cada pueblo constituyó su propio aporte a un
nuevo Renacimiento en que el rescate de la buena humanidad perdida se impuso
finalmente a la vida impuesta por la era del "marketing". Y se verá entonces claramente
la exacta significación de nuestro sacrificio.
