“La disciplina es el fuego refinador por el cual el talento se convierte en habilidad”.
WILL SMITH
”No existe gran talento sin voluntad”.
HONORÉ BALZAC.
Srinivasa Ramanujan fue un matemático autodidacta nacido en la India en 1887, el cual hizo grandes contribuciones al análisis matemático, la teoría de números, las series, las fracciones continuas, las ecuaciones funcionales de la función zeta y su propia teoría sobre las series divergentes.
Ramanujan vivió en Kumbakonam en la extrema pobreza, lo cual hizo que enfermara en varias ocasiones y que al final le ocasionaron la muerte a los 32 años. Comenzó escribiendo fórmulas matemáticas en hojas viejas, paredes o con ceniza en el suelo. Tenía un talento puro, salvaje y casi milagroso.
A los 15 años, ya había redescubierto por sí solo teoremas que otros matemáticos habían tardado siglos en formular. Un gran talento sin formación sistemática, no sabía trabajar en equipo, no anotaba las pruebas completas, y sus ideas, aunque brillantes, eran incomprensibles para la mayoría.
Fue rechazado por universidades en India, fracasó en exámenes escolares, porque no le interesaban otras materias, pasó hambre y vivió en la miseria. El mundo no la abría las puertas, no porque no fuera un genio, sino porque el talento sin dirección es como un río sin cauce, que se desborda, pero no llega lejos.
Tenía todas las fórmulas matemáticas en su cabeza, pero tenía miedo, su talento era su rugido, pero el miedo era su jaula. Todo cambió cuando tomó un poco de valor y decidió escribir una carta al matemático británico, G.H. Hardy, en lo que incluyó algunas de sus fórmulas sin demostraciones.
Hardy al leer la carta se quedó helado, reconoció en Ramanujan un genio puro y lo invitó de inmediato a Cambridge. Dijo que recibir esa carta fue como si alguien le hubiera enviado un cuaderno de Mozart lleno de sinfonías, sin haber nunca tomado una clase de música.
Para Ramanujan el viaje no fue fácil, dejó su país, su religión, su familia, pero con Hardy como guía, aprendió a demostrar, a ordenar, a explicar sus ideas. Su talento encontró forma, su intuición encontró razón y su caos encontró estructura. Murió joven a los 32 años, devastado por la enfermedad, dejando cerca de 4000 fórmulas, muchas de las cuales los matemáticos siguen descifrando hoy..
ENSEÑANZA:
Este relato de un genio de la matemática, nos confirma lo que dice JOHN MAXWELL, en su obra el talento no es suficiente, que el tener talento no es garantía de éxito. La historia nos muestra que un talento sin disciplina, sin perseverancia, sin planificación, ni voluntad para asumir riesgos, no llega muy lejos.
Muchas personas con gran potencial terminan en la mediocridad, no porque les falte inteligencia, sino porque confunden el talento con el destino. Al creerse con gran capacidad, caen en la trampa de la comodidad, de hacer el menor esfuerzo para lograr sus metas, sin comprender que el talento te puede hacer sobresalir sin esfuerzo, pero eso es solo al principio.
Los japoneses dicen que la disciplina está por encima de la inteligencia, lo cual le ha dado resultado si vamos su desarrollo en todos los sentidos. La disciplina mantiene el talento vivo, haciendo que nos levantemos temprano, entrenar sin ganas, repetir cuando se fracase. La disciplina convierte la chispa en llama constante.
El talento se estanca cuando se aferra a la zona de confort, llevando a muchos genios a no avanzar por no atravesarse a fallar. Hay que tomar riesgo, que implica incertidumbre, pero también crecimiento, ya que quien se arriesga, aunque tropiecen, desarrollan una fuerza que el talento solo no puede darles: LA RESILENCIA.
El talento sin disciplina es como una semilla en tierra seca, que puede tener potencial, pero nunca dará fruto. El talento nos puede dar una ventaja inicial, pero solo la disciplina la puede llevar al final. Las personas que triunfan no son siempre las más brillantes, sino las más constantes, valientes y enfocadas.
Mi experiencia personal me ha enseñado, que en la vida al margen de la inteligencia, hay que tener garras, voluntad, perseverancia y sobre todo DISCIPLINA. El talento es un don natural que nos da la existencia, pero si no es acompañado de una decisión firme y una elección decidida hacia el trabajo y un propósito. Podemos decir que: EL TALENTO NUNCA SERÁ SUFICIENTE.