Las espantosas y violentas desigualdades económicas, pueden generar violencia física. Unos 47 millones de estadounidenses, pobres de solemnidad, no tienen qué comer; porque trifulcas políticas cerraron el gobierno, suspendieron la asistencia pública.
Las cortes neoyorquinas están abarrotadas de demandas de desalojo; pocos pueden pagar la carísima renta.
Pero Elon Musk, el presidente de Tesla, ganará más de un trillón, sin pagar impuestos, no tiene “salario”, solo “acciones”, que usa para garantizar “préstamos” bancarios.
El humilde expresidente Barack Obama tiene mansiones en Hawái, Martha’s Vineyard, Washington D.C., y Chicago; ahora construye una biblioteca que costará unos mil millones.
Musk y Obama desprecian al alcalde electo de Nueva York, Zohran Mamdani, porque quiere congelar la renta y elevar el salario mínimo a $30.00 la hora.
Musk, Obama y el presidente Donald Trump coinciden contra Mamdani, el bienestar popular y la historia, los dos primeros son “buenos”; pero el último es “muy malo”.
Dicen que muchos billonarios se mudarán de Nueva York, huyendo de las políticas de Mamdani, que los multi-billonarios están comprando muchísimos ansiolíticos y antidiarreicos.
Mamdani no existe en el vacío; uno de los líderes más importantes de la actualidad es prácticamente desconocido en Occidente. La gran prensa solo habla del capitán Ibrahim Traoré, líder de Burkina Faso, para escupirle insultos, improperios y vituperios, porque él expulsó a Francia de su país.
Otros líderes del África subsahariana lo emularon; los europeos están desesperados; no saben vivir sin saquear riquezas ajenas. Por eso Francia, Inglaterra y Holanda se sumaron a la aventura colonialista de Trump contra Venezuela.
Traoré y Fidel Castro tomaron el poder con 34 años, Mamdani también, esa es una edad políticamente “peligrosa”.
Sobre todo en momentos tan volátiles, con las mayorías al borde del precipicio y la élite literalmente dispuesta a irse a otro planeta, y construyendo búnkers soterrados.
Mamdani es el nuevo disruptor, Trump en su momento fue una “amenaza” para la democracia. El nuevo alcalde neoyorquino también amenaza la “democracia” (es socialista), y el cristianismo (es musulmán), un extraño musulmán que apoya y es apoyado por los woke, los LGBTQ+ y otras yerbas aromáticas.
Hay mucho de espectáculo; habrá muchas desilusiones con pocos cambios a la cuestión fundamental de la distribución de las riquezas.
El dinero es un recurso finito; cuando pocos tienen muchísimo, a la gran mayoría le falta todo. Los pueblos que no alcanzan un balance en las urnas, no tienen salida, deben reclamarlo en las calles. Esa descomunal violencia económica, hará la violencia callejera y protestas inevitables.



