
Cruzando el pórtico de Damasco, un rayo tumbó a Saulo de Tarso del caballo, lo dejó ciego; en esa oscuridad, “vio la luz”: vio a Jesús. Jesús convirtió a Saulo en Pablo, el apóstol de los gentiles; ahí comenzó el cristianismo.
Solo en la oscuridad podemos ver la luz, en la luz solo vemos objetos iluminados. En la oscuridad del apagón general del pasado martes, vimos claramente que faltan tres tortuosos años, para terminar este gobierno.
El gobierno del presidente Luis Abinader inició una rápida espiral descendente, como la de los inodoros viejos, donde dan vueltas vertiginosos escándalos de corrupción, narcotráfico e ineficiencia.
Primero se derrumbó un tanque de agua en el municipio Consuelo, San Pedro de Macorís; la comunidad no tiene agua. Abinader modificó la ley orgánica del Instituto Nacional de Aguas Potables y Alcantarillados (INAPA) para designar a Wellington Arnaud, un abogado, en lugar de un ingeniero.
Arnaud gastó RD$125 millones para “reconstruir” un tanque que sirve de reservorio, pero lo remendaron tan mal que colapsó. Consuelo tenía agua, ahora no tiene; Abinader cumplió su promesa, eso es “cambio”.
El expresidente Danilo Medina construyó la termoeléctrica Punta Catalina, contra la oposición militante de Abinader, pero esa planta estabilizó la situación energética nacional. En 2024, Abinader recibió un país energéticamente estable.
Abinader recicló a Celso Marranzini, al frente del sector eléctrico, iniciando los problemas que culminaron en el apagón nacional.
El gobierno le debe casi US$1.000 millones a las generadoras; esa es una crisis fabricada.
El apagón habría sido provocado para avanzar en la privatización del sector eléctrico y distraernos de un accidente, un desastre ecológico.
Una tubería de la minera Barrick Gold habría reventado en Pueblo Viejo, aún vierte cianuro, contaminando ríos y aguas soterradas. El gobierno no puede resolver eso quedando bien con la multinacional y los nacionales.
Lo único que superará los escándalos de corrupción, narcotráfico e ineficiencia de hoy son los que vendrán mañana. Apriétense bien los cinturones, a este gobierno le quedan tres largos, tediosos y turbulentos años.



