¡Que nunca jamás -y esta frase hay que proclamarla hasta que retumbe en todos los cimientos de la nación- se repita aquel fatídico intento contra la democracia de República Dominicana!
El lead que da pie a este artículo viene a cuento para recordar -porque la historia nunca debemos borrarla, aunque sea negativa- los intentos de hacer colapsar nuestra democracia lograda a sangre y fuego gracias al sacrificio patriótico del pueblo dominicano.
En el largo y tedioso proceso democrático siempre hay que citar el terrible golpe de Estado del 25 de septiembre de 1963 que derrumbó al gobierno constitucional del profesor Juan Bosch ganador -con alta votación- de las elecciones del 20 de diciembre de 1962, que dejó atrás la cruel dictadura dirigida por Rafael Leónidas Trujillo Molina y que desapareció el 30 de mayo de 1961 gracias al ajusticiamiento del tirano que se mantuvo en el poder por casi 31 años.
Importante detalle: Ahora, en tan especial y convulsionado proceso político del país, la JCE, con el liderazo de su presidente, el impoluto jurista Román Jáquez Liranzo, tiene quizás su mayor reto.
¿Cuál es ese reto? Realizar una labor que consolide la democracia, pero, además, reducir -como ya lo han planteado doctos de la política nacional- los altos niveles de abstención electoral en República Dominicana.
Esa misma reducción de votantes debe extrapolarse a los ciudadanos criollos residentes en el exterior, en especial en Estados Unidos donde la inmigración dominicana alcanza más de 1.3 millones de personas.
Cierto, “es el gran desafío que enfrenta la Junta Central Electoral”, de acuerdo con declaraciones ofrecidas por el propio Jáquez Liranzo quien recientemente estuvo en Nueva York para encabezar una importante misión del órgano electoral.
De otro lado -este es un anuncio de alta trascendencia que certifica la gran tarea de la JCE con miras al torneo comicial de 2028 -, se trabaja en el nuevo documento de identidad y electoral… se trata de la nueva cédula.
En específico, Jáquez Liranzo revela que en la primera semana de diciembre le entregará el nuevo documento al presidente Luis Abinader para el inicio de la nueva cedulación.
En síntesis, la JCE no se duerme. Trabaja para que en mayo del 2028, después de las esperadas elecciones presidenciales, congresuales y municipales, el país vea consolidada su democracia. Si así ocurre -y no hay por qué dudarlo- será otro punto luminoso para el órgano colegiado.
Entonces, démosle todo el respaldo que necesita la JCE para que vea concretado el éxito de su sacrificado trabajo y que espera con manifiesta ansia toda la sociedad dominicana.




