Para tocar a Beethoven es indispensable tener violinistas veteranos con buenos violines. Para tocar a Chopin es ineludible contar con buenos pianistas y un piano de calidad. Para tocar a Wagner hay que contar con percusionistas que sepan lo que hacen y tambores que puedan sonar alto. Para tocar a Bach hay que tener violoncelistas que puedan invertir el alma en violoncelos impecables. Tener todo eso en la excelente Orquesta Sinfónica Nacional que hemos logrado ha sido producto del gran esfuerzo, constante y apasionado de la Fundación Sinfonía, dirigida por una dominicana excepcional: Margarita Copello. Una mujer que merece consideración y respeto.



