En mi niñez, cuando seguía la lucha libre, había un famoso luchador llamado “Mil Máscaras”. Como hijo de un ministro evangélico, en casa había muchas Biblias y, como niñito asmático, me dijeron que “la palabra de Dios me sanaría”, me hice lector.
Leyendo la Biblia, entendí la omnipresencia de Dios; estaba en todas partes simultáneamente, pero invisible.
Como adulto interesado en la mitología, estudié el tratado de Joseph Campbell, “El héroe de las mil caras”, y aprendí a identificar la omnipresencia.
El domingo 14 de diciembre de 2025, en el Palacio de Justicia de Ciudad Nueva, durante una audiencia, el presidente Luis Abinader demostró tener omnipresencia divina.
Policía Nacional, mayor general Ramón Antonio Guzmán Peralta, designado por Abinader.
Se asegura de controlar todo, pero la necesidad de tanta seguridad, demuestra que Abinader se siente bastante inseguro.
Abinader habita su cuerpo en la República Dominicana, mientras, en Nueva York, yo escribo sobre Abinader.
Como Dios, Abinader lo controla todo, sin ser responsable de nada, al contrario, es la gran víctima. La serpiente y Eva traicionaron la confianza de Dios, Hazim traicionó la de Abinader.
¿Entienden por qué afirmo que Abinader tiene omnipresencia divina? Meditando sobre todo esto, recuerdo a Silvio Rodríguez, “Ojalá que la luna pueda salir sin ti”, Abinader.




