Advertencia de un oráculo que se esconde bajo la sombra del convulsionado y confuso panorama político nacional: “David Collado, el circunspecto ministro de Turismo, se perfila como el nuevo candidato presidencial por el oficialista Partido Revolucionario Moderno (PRM) en las venideras elecciones pautadas para mayo del 2028”.,
Aunque el pronóstico se le atribuye al citado oráculo, politólogos locales -y hasta dirigentes del PRM, algunos de ellos enquistados en el gobierno, pero “firmes” colaboradores de Collado-, pronto levantarán esa bandera. ¡La bandera con la proclama presidencial a favor del señor Collado!
Tengo la información –pero no voy a revelar mi fuente, la cual es de alta confiabilidad- que a más tardar en el primer cuatrimestre del próximo año comenzará esa campaña proselitista. Será una compaña preelectoral “muy especial” que comenzará a lo interno del perremeísmo, pero que meses después, se asegura, “invadirá” los medios noticiosos del país.
Del mismo modo, y es lo que también supe, los demás aspirantes a ganar la nominación presidencial del PRM, sin contar los que figuran en la recua, están enterados de que el proyecto presidencial de David Collado avanza en su “madurez”.
Conscientes de esa realidad, Carolina Mejía, Raquel Peña y Eduardo Sanz Lovatón, quienes tienen las mayores posibilidades de contender contra el proyecto de Collado, solo esperan que inicie el 2026 para poner en acción sus agendas como aspirantes presidenciales.
Si así ocurre – ¿quién lo duda?- se borrará el pedido que hace meses hizo el presidente Luis Abinader a quienes tienen aspiraciones de ser la opción presidencial del PRM para la consulta electoral del 2028.
Lo solicitado por Abinader, que lo hizo con buena fe y decencia política para evitar el derrumbe de su partido, se sintetizó en que “todo aspirante a ser el candidato del PRM, si es funcionario del gobierno, debe poner su renuncia”. Poner su renuncia, agrega quien escribe este artículo, y arreciar con su campaña preelectoral.
Está claro que días antes de Sanz Lovatón y Raquel Peña anunciar (públicamente) sus aspiraciones, deberán ser obedientes a la solicitud del mandatario. Es decir, renunciar a sus cargos.
Sin embargo, Raquel Peña, como vicepresidenta de la República, y Carolina Mejía en su condición de alcaldesa del Distrito Nacional, pueden realizar sus labores preelectorales sin renunciar a sus cargos.
Es de lógica porque ellas fueron electas en las elecciones pasadas. Si deciden renunciar, sería por voluntad propia y respetar el dictamen del presidente Abinader.
Sanz Lovatón y David Collado, sí tendrían que renunciar a sus cargos para dedicarse -a tiempo completo- a sus aspiraciones. ¿Sí o sí?





