Es por todos sabido que cada vez que dispongo del menor tiempo libre, de inmediato me voy a mi querido Río San Juan. En mi última visita a mi pueblo, el pasado 22 de enero del presente año 2010, fui testigo de un horrendo espectáculo.
Los alrededores de La Laguna Gri-Grí son sin duda alguna el lugar donde más se aglomeran las personas en Río San Juan, tanto de los pueblos vecinos, como los extranjeros que nos visitan.
Poco después de la media noche se escenificó una vergonzosa trifulca entre mujeres vendedoras de placeres, en frente de uno de los restaurantes que se encuentran en el área de la Laguna. Había que estar allí para ver botellas en manos, botellas por el aire y rostros ensangrentados, como también todo un alboroto de palabras impublicables.
Aquello parecía una lucha sin límite de tiempo, ya que la misma se escenificó ante la mirada indiferente de todo parroquiano en el lugar, pero más notorio fue aún la ausencia de la autoridad competente, (por suerte que se va a construir el destacamento policial).
Yo sólo atiné a resguardarme, por temor a ser alcanzado por una de esas botellas que parecían verdaderos proyectiles. Pero en pleno escenario, llegaron a mi mente viejos recuerdos de lo que éramos y lo que me hizo pensar ¿hacia dónde vamos? Pues lo que era nuestra mayor atracción, tanto para nativos, como visitantes, se ha convertido en el lugar donde ya se toma el riesgo hasta de perder la vida, pues según me enteré, las riñas son el pan nuestro de cada día en el área de nuestro patrimonio nacional, la Laguna Gri-Grí .
Me pregunto, ¿Cómo será el futuro de esos adolescentes que no tienen la opción de emigrar? Pues sin una política definida, todo se hace incierto y de tal modo no se vislumbra un futuro promisorio para ellos.
Con un hecho como este es que puedo entender a muchos dominicanos que dicen, qué falta hace un Trujillo; y me surge la inquietud de por lo menos pensarlo, será que a Río San Juan le hace falta un teniente como aquel apodado El Tiburón.
Quiero dejar claro que estas palabras son de un preocupado ciudadano, pues todo mi pueblo sabe que no soy un activista de partido político alguno, por lo que le ruego a los abanderados partidarios, que no conviertan mi inquietud en un debate de corte político.