Ramón Colombo, periodista, poeta y amigo llegó a Manhattan de paso, y en la escala hizo la presentación de su afamado libro “Memoria de los Años Duros”, esta recopilación fue impresa en tres tomos con un contenido extraído de la misma memoria histórica del acontecer periodístico con reportajes, vivencias, etc., vividos y sufridos en esencia por el autor.
Como manjar previsto y anunciado deleito el evento la Dama de la comunicación Sara Pérez, quien con un vocabulario exquisito imprimió sabor, dulzura y amargura patriótica al evento enumerando sin miedo, como siempre lo hace, las señales del tránsito de influencia y robo al erario que ha estado denunciado Ramón desde que tomo la responsabilidad de integrar su pluma a la defensa de los mejores intereses del país. Colombo nunca menciono a Loma Miranda ni la desgracia social que vive el país y que quieren tapar con inauguraciones de escuelas, elevados y charquitos con pretextos reeleccionistas. Pero Sara destaco el verso de una canción de Silvio Rodríguez de Cuba, escudriño la estadía de Ramón E. colombo en México que era custodiado porque llevaba consigo un arma peligrosa que luego nos enteramos que era con la única cosa que se usa para coger gusto y hacer carajitos.
“Los detalles y desglose del material que expone Colombo para la lectura es un recorrido biográfico de su trayectoria periodística”; expreso Sara. Además prosiguió con esa exquisitez que le caracteriza y le bordo cada hoja con sus palabras en oro 24, hizo una exposición fascinante del ritmo del libro, cautivo a la audiencia con sus detalles. “Memoria de mis años duros, se convierte en un marco de referencia autorizada y casi obligatoria para los nuevos integrantes al quehacer periodístico”, afirmo. Menciono Sara esa cruda realidad que vivimos en las décadas 70, 80 y que muestra una particularidad patriótica muy especial por el contenido de las ideas de esos tiempos, la guerra fría y la supremacía de los imperios por dividirse el mundo.
“Memoria de mis Años Duros” se sitúa en la cima del pensamiento patriótico frustrado de nuestra generación. Además, se presenta como un diccionario biográfico del acontecer cedido como aperitivo delicioso a las nuevas generaciones.
Y, para cerrar con broche de diamante Ramón E. Colombo con esa sabiduría que el universo le presta a los genios y la simpleza de un cristo cuando era blasfemado, o el pastor cuando endulza sus ovejas, llenó el ambiente de ternura literaria con un humor inspirado en una sapiencia blindada en horas de trabajo. Disfruto de las amarguras del exilio político y escribo disfruto porque le saco frutos buenos a esa estadía peligrosa, México fue el país anfitrión.
Sara y Colombo son un ajuste de cuentas que sirve de aporte a nuestro valor literario, con su estatura moral nos hicieron disfrutar de una noche donde el patriotismo resucita, germina y crece.
El evento celebrado en la escuela Gregorio Luperón, Alto Manhattan formo parte de las actividades del Colegio de Periodistas de la Ciudad de Nueva York con Darío Abreu como Secretario General.