Río San Juan.- El pasado día 13 de septiembre salí de Río San Juan rumbo a Santo Domingo con destino a España. Nueve horas de vuelo, algo para mi muy diferente a los largo viajes que hago en la guagua de José Cachucha con el equipo Los Compadres. Gente diferente, ambiente distinto, paisaje distinto y lo peor de todo, no habia parada.
Fueron tanto los pensamientos desagradable que pasaron por mi cabeza que pensé que nunca llegaría a mi destino; me preguntaba, bueno, si esto se cae ya no veré a Privado barriendo el parque cada mañana vociferando su tradicional frase ‘hoy se bebe’. Tampoco veré a Rufo parado en su galleria, espejito en mano, sacándose capa de la cabeza. En fin, una serie de disvagaciones que no te dejan conciliar el sueño.
El lunes catorce salí por la puerta principal de Aeropuerto Baraja en Madrid, y me recibe Yaya y su cuñado Carlos. Luego de darles las gracias a Joselyn, una joven que me acogió en el vuelo y me dio todas las instrucciones que nesecité para desenvolverme dentro del avión, saludé efusivamente a Yaya y Carlos y de inmediató llegó la primera llamada: Yovi Liriano, el cual según Yaya estaba super preocupado puesto que eran casi la once y yo no salía. Claro, campesino al fin, me embarqué en Santo Domingo primero que todo el mundo y mis maletas salieron de último en la correa.
Montado en el coche de Carlos y respondiendo una avalancha de preguntas tanto de él como de Yaya sobre como fue el viaje y la gente de aqui salimos rumbo a Tudela, mi destino.
Un aparato llamado GPS, el cual resultó ser extraño para mi, le daba instrucciones a Carlos de cómo salir de Madrid y me llamó mucho la atención. Empezaba a ver los paisajes de España y no lo creía. Una parada en una gasolinera, una cerveza, llamada de mi primo Willy con la misma pregunta ‘dígame del viaje’; luego Juan Luis, y así sucesivamente fueron llamándome cada uno de los muchachos para saber de cómo había llegado. Jamás pensé que mi viaje se convertiría en un periplo.
Llegué a Tudela, al piso (apartamento) de Jocsy y Carlos, me esperaba un banquete compuesto por gambas, jamón serrano, vino, carne y cervezas. Luego del almuerzo, hicimos una especie de tertulia en donde tuve que dar detalles de todo lo que está sucediendo aquí en Río San Juan. Así entró la tarde y con ella llegó mi primo Willi, la primera persona que veía aparte de mis anfitriones.
Al día siguiente me llama Yovi y me dice que el fin de semana nos juntaremos. Luego Carlos Alonzo, mi compadre, y Tilla me llamaron para invitarme a sus respectivo pisos. En la tarde mi primo Willy y Poty llegan para enseñarme el barrio hospital o Río San Juan como le dicen a Corella. Allí empecé a ver todos los riosanjuaneros que viven allí. Mis primos Hilario, Felipe, Euclides, Blanco, Saúl y Carlito Caraballo, entre otros, fuimos al bar El Cairo, propiedad de Pascualito. Allí nos echamos unas cuantas cañas como dicen allá a las cervezas, y entre tragos y chistes transcurió mi segundo día.
El sabado salí rumbo a Victoria con Jovi y Doña Dedé (Denni) hacia la casa de Tila, para junto a Juan Luis jugar softbol. Dicho juego no fue posible y nos fuimos a un bar en donde compartimos con Tila y familia, Juan Luis, Marcel su esposa y la comadre Noris. Pasamos una tarde entre risas y asombro, no sólo por mi presencia allí sino también por lo hermosa que para mi resultó España y los pueblos que esta ese momento había conocido.
Luego de un almuerzo nos despedimos. Mi destino luego fue León en donde me esperaba mi compadre Carlito y su esposa la comadre Ada, quienes me tenían una sorpresa. Una vez allí, alrededor de las nueve de la noche, cual sorpresa la mía al ver tantas personas de mi pueblo que jamás pensé ver: Cabeza Fernández, Narda la de Juan , Juan y sus hijas , César y Matilde , Oriali Vásquez. Todos reunidos en la casa de César y Ana Matilde preparaban entre carcajadas y humo un gran recibimiento para nosotros camarones , cerrano, lomo, vinos , cervezas, orujo y pacharán, toda clase de bebidas y digestivos para mi. De verdad que me sentí profeta fuera de mi tierra y dentro de ella; nunca pensé que podrían tratarme tan bien como hasta ahora me estaban tratando.
La noche se nos fue entre fotos, cuentos chistes tragos risas y abrazos.
Dormimos en casa de mis compadres Carlos y Ada, mientras Jovi y Denni donde César y Ana Matilde. Al día siguiente, temprano un desayuno de zumo y salimos a recorrer la cuidad de León, preciosa con sus monumentos y su cathedral, imponente. Hasta que llegó la hora del almuerzo; nueva vez en casa de César, quien delantar al cinto preparaba para nosotros gambas a la plancha y un suculento manjar con una gran variedad de ensalada pasta, embutidos y carnes. Entre vinos y cervezas llegó la hora de la despedida: próximo destino Burgos, hacia donde Juan Luis Tejada. Luego de darle las gracias a la familia Alonzo por el gran trato dispensado, iniciamos el viaje, no sin antes abastecerme con dos botellas de vinos.
Cerca de las ocho de la noche llegamos a la casa de Juan Luis, allí en un ambiente más íntimo, pues sólo éramos Yaya, Jovi, Denni, Juan Luis y su familia y yo, seguimos tomando vinos, cervezas orujo, pacharán y toda clase de bebida que aparecía de por medio, viendo el último juego de basket de la Euro Liga España y Turquia. Begonia, la esposa de Juan Luis preparó cena para nosotros. Otro vez un gran banquete; me esperaba el tradicional jamón serrano, morcilla de Burgos, la mejor, butifarra y el pan que no puede quedarse. Así pasamos la noche. Al otro día desayunamos en el bar de Begonia.
Tras la despedida y darle las gracias a mi hermano Juan Luis y esposa, salimos rumbo a Andorra, frontera de Francia, hogar de doña Dedé y Jovi. Eran como las diez de la mañana de ese lunes y vino en manos emprendimos ese largo viaje.
Luego de varias horas de viaje en el coche de Jovi, llegamos. Si bien había sido el trato de la familia Alonzo y de Juan Luis no crean que doña Dedé y Jovi nose quedaron atrás, ya que en la mesa para la cena había una gran variedad de bocadillos , vinos cervezas, whiski y una especie de lambí y pulpo chileno llamado navaja el cual me encanto. Al día siguiente, bien temprano, salimos para Barcelona y allí pude apreciar la belleza de una de las cuidades más imponente de España. Su gente , sus monumentos religiosos, la sagrada familia y el gran muelle; pude apreciar el hogar del Barsa de España, así como el autobús donde viajan de regreso a Andorra. Nos recluimos en el piso cansado, y trago en mano miramos la tele luego de la cena, otros tragos y a dormir.
Al día siguiente salimos para la montaña Los Pirigneos, en donde junto a Chelo preparamos una gran barbacoa en la montaña. Devoramos un garrafón de vino y tres botellas, así como un gran manjar de butifarra y carne a la parrilla. Bajamos de allí que cojíamos los cambios solo, pero sastifecho.
Se aproximó el fin de semana y fuimos rumbo a Zaragoza, destino el piso de Iris Adames, quien me había invitado a un almuerzo en su casa. Vino en mano, el GPS guía a Yovi por la ruta que debe tomar; son las tres de la tarde.
Ya en Zaragoza, un suculento moro con pollo horneado y diversas ensalada servido en la mesa nos esperaba, entre chercha y risas destapamos cervezas y también probamos el mojito. Sara , Eloíza, Iris y Chedi fueron nuestro anfitriones. Más tarde se suma Zeneida, y a decir verdad, las Adames mantienen sus encantos en cuanto a buen humor se refiere. Llega la despedida y la invitación para que se den cita el sábado al tercer encuentro.
Le dimos las gracias y salimos como a las seis rumbo a Tudela y Corella; allí llegamos a las ocho, nos esperaban Gogui, Chimón, España y Peña, quienes junto a Arismendi Paca estaban en Corella desde el jueves. Al llegar fue una sola algarabía. Fue terrible, nos dieron las cuatro de la mañana para acostarnos.
Era sábado, el día había llegado y junto con el el cansancio por tantas horas de poco dormir y los kilómetros recorridos, llegamos a las diez de la mañana al lugar del gran encuentro. Allí estaba Yovi, Sandi Fernández, David y doña Dedé organizando todo para recibir a todos nuestro compueblanos que se darían cita. Cerca de las doce del mediodía ya unas cien personas estaban compartiendo allí, y cerca de la cuatro de la tarde, mientras jugabamos el partido de softboll, podemos decir que sobrepasaban las trescientas.
No sé cómo definir la emoción que sentí al compartir con tantas personas que tenía años que no veía.
Lo único que puedo hacer es felicitar a Jovi y los organizadores por ese gran encuentro, y desde ya le digo que estamos preparando una gira para el próximo año si Dios quiere.
Debo decir que la gringa y el compadre Edward, en Málaga, no se quedaron atras, que me monté en el tren, llámese el tren hotel y el ave de Zaragoza a Malaga, definitivamente un verdadero periplo.
Algo que verdaderamente se hizo sentir un profeta fuera y dentro de mi pueblo. Mil gracias y hasta el próximo encuentro.