Es preocupante la falta de conocimiento sobre algunos frutos del arte en nuestro país. La triste realidad es que la cultura artística se ha perdido; en muchas ocasiones, los jóvenes nos preocupamos más por los avances tecnológicos que por lo que en verdad cambió la historia de la República Dominicana.
Nuestra cultura es tan variada, preciosa y única que sería imposible describir todo el folklore que nos distingue de otros pueblos. Somos únicos. Nos caracterizamos por el gozo que transmitimos en lo que hacemos; nuestro color, ritmo, lenguaje… En definitiva: somos bendecidos!
Uno de esos frutos que más me ha impactado es la poesía, específicamente las décimas, porque a través de estas se engloba una verdad irrefutable contada de manera jocosa y sencilla. Genéricamente, una décima es construida por estrofa constituida por 10 versos.
Actualmente se usa esta palabra con el sentido específico de décima espinela. La espinela toma su nombre del poeta y novelista Vicente Espinel, de fines del siglo XVI. Además, sólo puede haber pausas después de los versos pares, particularmente después del cuarto.
Durante los siglos XVII y XVIII la décima se usó con frecuencia para el epigrama y la glosa de otros poemas; Félix Lope de Vega, en su Arte nuevo de hacer comedias (1609), escribió que "las décimas son buenas para quejas" en las obras teatrales, pero las empleó indistintamente para cualquier tema. Desde entonces no ha decaído su uso en la poesía española e hispanoamericana.
El gran poeta criollo Juan Antonio Alix fue uno de los grandes decimeros del siglo XIX, época en que nuestro país se encontraba en grandes conflictos políticos.
El Cantor del Yaque, nació en Moca, el 6 de septiembre de 1833. Es el poeta criollo por excelencia y uno de nuestros más originales temperamentos literarios; un auténtico representante del pueblo, del que extrae su lenguaje y modalidades, con los que plasmó en sus décimas una imagen verídica del dominicano de los tiempos de la Restauración.
Murió en Santiago de los Caballeros el 15 de febrero de 1918.
A continuación una de sus décimas que va muy acorde a este tiempo político:
“Corroboro, Corroboro”
– Dime, querido Vidal,
tú que eres medio letrado,
para ser buen diputado,
a un Congreso Nacional
¿debe ser hombre leal,
de inteligencia y decoro?
No sea penguinche, Teodoro,
que para a un congreso ir,
solo hay que saber decir,
corroboro, corroboro.
Si es así, amigo Vidal,
yo tengo un loro educado,
que sería buen diputado,
a un Congreso Nacional,
pues él aunque es animal,
no se venderá por oro,
y sabe tanto mi loro,
que si uno habla por allá,
él contesta por acá,
corroboro, corroboro.
-Pues Vidal, a mi entender,
creí que los diputados,
eran patriotas y honrados,
y de bastante saber,
que el pueblo sabía escoger,
hombres serios como un toro,
y nunca elegir un moro
para que sea mal cristiano,
¿no es así, querido hermano?
corroboro, corroboro.
En los gobiernos pasados,
los jefes que gobernaban,
ellos mismos arreglaban
moldes para diputados
y algunos salían dañados,
pues no servían para coro,
pero otros, créalo, Teodoro,
que antes de al Congreso ir,
los enseñaban a decir,
corroboro, corroboro.
Juan Antonio Alix