La profesora, activista femenina y escritora Abigail Mejía escribió en 1925 una novela titulada "Sueña, Pilarín", en la cual narra las peripecias que pasó una niña dominicana en su estadía en España.
Después de ésta novela, a todo aquel que vivía soñando con situaciones irrealizables y utópicas, se le calificaba como los sueños de Pilarín.
He venido notando que después del proceso electoral hay muchas personas que se han dedicado a soñar en dos direcciones, primero con la división del Partido de la Liberación Dominicana y segundo con la posibilidad de que el gobierno se aboque a una desenfrenada carrera de persecución política, en contra de compañeros que supuestamente traicionaron al partido.
En primer lugar, para los que no entienden los procesos dialécticos en base a los hechos y la experiencia, es oportuno que comprendan que en el poder los partidos no se dividen. Ahí tenemos la experiencia de los gobiernos de Balaguer, del PRD y del mismo PLD, donde a lo más que se ha llegado es a pequeños desprendimientos, sin alcanzar la categoría de división.
En segundo lugar, todos estamos experimentando la fuerte oposición que a partir del 15 de mayo han montado los partidos perdedores, los cuales según manifiestan en sus actitudes, tienen la intención de realizar una oposición radical, irracional y explosiva.
Ante esos acontecimientos, el PLD y el Gobierno tendrán que unificarse para enfrentar esos ataques malsanos, oportunistas y malignos.
Quien tenga algún sentido del tacto político debe de entender que no es el momento de dedicarse a ningún tipo de persecución sectorial hacia lo interno del partido, sino todo lo contrario, buscar la unidad y el fortalecimiento partidario para enfrentar una oposición que luce descarriada y con claras intenciones de tratar de hacer daño sin medir las consecuencias en que esto pueda afectar al país.
A los que están alimentando estos criterios, tanto fuera como dentro del partido, solo me anima a decirle "Sueña, Pilarín".