He esperado un año y cuatro meses, que es el tiempo que tengo viviendo en Cabrera después de 11 años en USA, para hablar de algo que no se como llamarlo.
He tratado de identificar los responsables de éste mal al que voy a referirme y les aseguro que no se quienes son. Pero ya no es un mal, pues lo veo ahora como un cáncer metastásico que se ha diseminado por toda la geografía nacional. Éste cáncer, creo que se ha diseminado demasiado y aunque curable, la apatía, desinterés, indolencia, (todo calificativo queda pequeño) de las mal llamadas autoridades, ya han hecho de éste cáncer totalmentemente incurable.
No comparto jamás que haga falta Trujillo, pero si puedo entender a los que a cada momento elevan éste grito. La desesperación se está apoderando de los hombres de bien que aún viven en éste país.
Quiero que me ayuden a buscar quienes serían los responsables para buscar una solución al problemas de las motocicletas en Cabrera y Río San Juan. Dígame usted un título para ponerle a éste artículo, porque yo me declaro incompetente para ponérselo.
En éstos dos pueblos no se puede llevar una conversación por el ruido de los motores sin moflers, los calibran en el centro del pueblo a la vista de todos, provocan accidentes fatales, la gran mayoría no tienen seguros, licencias y para colmo muchos son menores de edad.
No tengo dudas de que ya ésto se fue de la mano y peor aún, no ha estado en mano de nadie desde hace muchos años y si todavía hay una autoridad encargada de eso, no es más que un irresponsable, pues como es posible que un grupo de indeseables mantengan en sosobra a éstos dos pueblos, Cabrera y Río San Juan, por no decir a todo el país.
Lo lamentable de todo es que tiene solución, pero en éste momento todo parece que a esos indeseables se les tiene miedo. De algo estoy seguro, que si yo tuviera la autoridad, en apenas días lo corrijo, pues no pensaré en ninguna otra cosa que no sea la tranquilidad de éstos pueblos. La contaminación sónica se ha hecho insoportable y a la vista de los mal llamados: AUTORIDAD.
Quien tenga ojos para ver que vea y quien tenga oídos para oír que oiga.