Desde que la designación de Miguel Vargas Maldonado como Canciller de la República era solo un rumor, días antes del comienzo del segundo mandato consecutivo del presidente Danilo Medina, sostuve que el presidente del Partido Revolucionario Dominicano (PRD) podría tener desde ese ministerio un mejor desempeño que desde cualquier otro haciendo provecho de sus vínculos internacionales, alcanzados desde los tiempos en que acompañaba a José Francisco Peña Gómez en las reuniones y encuentros de la Internacional Socialista, entidad de la que actualmente es vicepresidente mundial y presidente para América Latina. Alguna gente, movida por la pasión y por esa vocación tan dominicana de buscarle la quinta pata al gato, cuestionaba que Vargas Maldonado pudiera hacer un buen trabajo en Cancillería. Hoy, hay que ser muy mezquino para no reconocer el buen trabajo que viene desarrollando Vargas Maldonado como Canciller, independientemente de que usted comparta o no su línea partidaria, o tenga problemas políticos o personales con él. Los hechos están ahí. Ni siquiera hay que enumerar las aristas de la ya larga cadena de metas alcanzadas, en tan poco tiempo, por la República Dominicana, con un manejo prudente de su política exterior, sin altisonancias ni pretensiones egocéntricas. Así de simple…
Esa cloaca
Dicen por mi campo que “para la fama y el dinero hay que estar preparado”. Nada más cierto. Hay en la actualidad, figuras que por situaciones ocasionales han tomado rating en algunos medios televisivos, que se lo están creyendo de verdad y están atravesando con frecuencia la raya de la decencia, cayendo en la infamia, en el insulto, en la ridiculez. Tan grave es la situación que ya se pide dinero a las claras para tratar suave determinadas situaciones, y se insulta sin contemplación, con desparpajo, “para que me traigan lo mío”. Alguna autoridad debe actuar para detener esa cloaca…