Río San Juan.- La llegada de la delegación Serie 81 a España fue toda una aventura. Tras superar los diferentes traumas y situaciones burocráticas surgidas durante el proceso del visado, el cual fue otorgado al vapor, llegó al fin el día de la partida. El 14 de septiembre llegamos al aeropuerto Las Américas, en donde tomamos el avión de Air Europa que nos llegó al aeropuerto de Barajas en Madrid, y luego a nuestro destino final, Corella.
Tras el chequeo rutinario en Migración, nos dirigimos a la puerta de abordaje en donde inició la aventura de cada uno de los miembros de la delegación conformada por Alfonso Fernández (Fonso), Joselito Fernández (Chelo), Raymundo Méndez Pérez (La Bestia), Francisco Antonio Méndez Alcéquiez (El Toro Méndez), Luis Manuel Hilario (Baja), Román Duarte Hernández (Gogui), Carlos Álvarez Mercado (Joselo), Ramón Marrero José (Corellita) Abel Alonso (Abelito) y el dirigente Luis Hernández.
Ya en la cafetería comenzó El Toro Méndez hacer de las suyas. Ni tonto ni perezoso se curo en salud ya que sabiendo que aunque habíamos salido sin problemas de las Américas, una vez en España, había que enfrentar un chequeo más riguroso. Por eso, conociendo su estatus económico, se le acercó a su pana Fonso, y le dice: “doctor présteme cien euros”. Igual hizo con Joselo y Gogui. Una vez completo del todo dijo, “a Méndez no le van hacer como a Ramírez y Pucho que después que llegaron allí le dieron para atrás por tan solo viajar con cien euros; yo se lo doy allí luego que crucemos”.
La carcajada no se hizo esperar, allí comenzó lo que califico como el mejor viaje en la historia del deporte de Río san Juan.
A espera de la partida, sentados en la cafetería, pedimos bocadillos españoles y unos cuantos tragos de Brugal. De repente, cuando entre cherchas y tragos se acercaban la seis de la tarde, nos llevamos la sorpresa de la llegada al lugar del ex presidente Hipólito Mejía y todo su sequito. Al ver los poloshirts y la gorras que portábamos, preguntó, “¿Y este equipo de softbolista viejo hacia donde va; yo soy pitcher de softbol por mas de 40 años, y no tiro bolas, préstenme una y verán”.
Ahí irrumpió Méndez, “Hipólito nosotros somos de la tierra de Alexis Alonzo, Río San Juan”. Provocando que el expresidente se centrara un poco mas en la delegación y accediera a tomarse varias fotos con Méndez, Joselo y Raymundo.
Siguió la chercha de Papá, y de pronto también nos encontramos con el dúo reguettonero de Doble T y El Crok (Los Pepes) que también viajarían con nosotros. Algunos aprovecharon para también tomarse fotos con ellos.
Así, entre chercha, tragos de Brugal y las ocurrencias de Abelito, por fin llegó la hora de abordar. No tuvismo la suerte de quedar todos sentados cerca en el avión. Unido quedó el grupo de Ramón Marrero, Abelito, Baja, Méndez y Raymundo, quienes inmediatamente arrancó el avión iniciaron una guerra de conocimientos entre un marinero y un profesor de historia y geografía, Raymundo y Méndez.
Por un lado Raymundo decía que el avión pasaba por encima de Puerto Rico y el otro que no, que su destino era por el Atlántico, por encima de Los Haitises, y que no tenía que cruzar por Puerto Rico.
Al pobre de Ramón Marrero fue que le tocó tirarse las constantes discusiones de estos dos personajes del municipio. Ray diciendo que el había viajado más, que Méndez no sabía nada; y Méndez dando cátedras de cada punto por donde navegaba el avión.
Así llegamos a Barajas a eso de las diez de la mañana, hora española. Estando en frente de una de las filas de inmigración española, Fonso, preocupado, pide irnos todos juntos para que ellos vean que somos un equipo. Los primeros en pasar fueron él, Chelo y Abelito.
Tras de mi pasaron Méndez y Marrero. Al llegar hasta nosotros, aunque con una sonrisa de oreja a oreja, los ojos de Méndez brillaban más que una vaca asustada, pero feliz de pisar territorio español. “Misión cumplida”, exclamó, “sálvese quien pueda, que Méndez ya llegó”.
Los nervios nos atacaron al ver como luego el agente de migración mando a Gogui y Raymundo hacia un lado, eso nos puso en ascuas, pues sabíamos que sucedía. Poco después un oficial muy educado se nos acercó y preguntó que si éramos un equipo de béisbol.
Como todo un veterano en gira, Méndez fue quien contestó. “Si, somos de softball y vamos a Corella, y tenemos carta de invitación del ayuntamiento de Corella, quiere verla?”. Al escuchar, el oficial dio el visto bueno. Fue media hora de angustias hasta que todos pasaron. De ahí en adelante todo fue chercha en el área de correa recogiendo los equipajes, mientras Méndez y Raymundo, en su característico ‘lenguaje chino eeehhh uuuh’, se mofaban de los demás diciendo que demostraron ser más experimentados en el viaje, “pues cruzamos sin problemas y eso era para festejar”.
A salida del aeropuerto nos esperaban Yovi Liriano, Carlos Melia, mis primos Félix Caraballo y Anthony, Peña Gómez y el chofer de la Furgoneta, la cual abordamos hacia nuestro destino final, Corella.
En el camino las llamadas telefónicas no cesaron preguntando si habíamos llegados y si todo había salido bien.
En el trayecto, la cara de Méndez, Marrero y Ray era de total asombro. Joselo ni hablar, mientras que Baja había adquirido un color rojizo color camarón. Todos preguntaban y cherchaban.
Tras varios kilómetros de recorrido Marrero no aguantó más y preguntó a que si no había una parada; “tengo sed”. Fue la excusa para pararnos en una gasolina y probar la famosa Caña Española, una cerveza de grifo que se sirve en vaso, como también unos boquerones españoles y otra picadera.
Entre chercha y chelas llegamos por fin a Corella alrededor de las cuatro de la tarde. Paramos en el Paradise bar de David y Mari, en donde nos esperaban una nutrida delegación de compueblanos, los cuales al ver la furgoneta comenzaron a corearnos. Así, entre besos, risas y abrazos, lo que José Marmolejo y un servidor habían planeado en Santiago hacía un año atrás se convertía en una realidad. Las ochos horas volando con Méndez en su primer viaje a España se habían cumplido.
En la próxima entrega hablaremos de la estadía.