No soy abogado ni sé nada de eso, me considero un ignorante en asuntos constitucionales; aun así me tomé el tiempo de leer las motivaciones del voto disidente de mi querida amiga y jueza del Tribunal Constitucional Ana Isabel Bonilla con relación al debatido fallo del TC que niega la nacionalidad dominicana a aquellos que desde 1929 en adelante fueron declarados como dominicanos, siendo sus padres inmigrantes ilegales en nuestro país.
Les confieso que dado lo extenso del documento y el lenguaje técnico empleado (como debe ser), no lo entendí todo, agregando además, como dije, que soy lego en la materia. Pero por un asunto de lógica formal (arte de pensar ordenado y argumentativo), se puede entender que se hará una revisión de cientos de miles de casos retroactivos para determinar si tu papá, abuelo, bisabuelo o tatarabuelo llegó en calidad de ilegal y entonces proceder a retirarle a los descendientes la nacionalidad dominicana que ellos creían que tenían, por supuesto, esta tarea titánica estará en manos de nuestros “eficientes” funcionarios que evaluarán cada caso y sancionarán según su criterio.
Es muy difícil entrar de ilegal a una isla por barco o avión, así que esta medida es para los que entran a pie cruzando la frontera muy mal vigilada por nuestras Fuerzas Armadas. Es una medida hecha a la medida contra la población haitiana y sus descendientes; estamos ante un fallo exclusivista y morbosamente dirigido.
Estoy a favor de que nuestras leyes migratorias sean bien empleadas, pero de ahí a hacerlas retroactivas hay un trecho muy largo. Siempre pensé que se podía heredar un bien material o rasgo físico, pero nunca una condición.
Las preguntas son las siguientes:
Cuando el “eficiente” funcionario encuentre que mi bisabuelo y mi bisabuela llegaron de forma ilegal, entonces que nacionalidad tendremos?
A qué país desconocido nos enviarán a pedir nuestra nacionalidad?
O seremos hijos de la ilegalidad heredada?