La Constitución es una sola, es la carta magna que rige los destinos de nuestro país, por lo que con ella no se puede ser dubitativo.
La injerencia de cualquier nación extranjera en los asuntos internos de otro país, violando el principio de la soberanía, es claramente violatorio a nuestra Constitución.
No es honesto levantar el principio de defensa de la Constitución con fines particulares y políticos. Porque mientras se postula en esa dirección se apoya una descarada vulneración de nuestra carta magna, con una solicitud a una potencia extranjera para que intervenga en nuestra política interna, violando nuestra soberanía.
La Constitución dominicana establece el mecanismo para realizar su propia modificación, por lo que si se actúa respetando esos procedimientos, se estaría dentro del principio de la legalidad constitucional.
En el 2010, cuando se modificó la Constitución para eliminar entre otras cosas el nunca jamás que habilitó a Leonel Fernández e Hipólito Mejía, que en ese momento tenían un impedimento constitucional, no se realizó nada ilegal, porque se respetaron los procedimientos que establecía la misma Constitución.
Entiendo que no es justo ser selectivo en este caso, actuando con exclusividad, selectividad y discriminación. Si se pudo en el 2010 y 2015 hacer la modificación, respetando el debido proceso, también se puede ahora y se podrá en el futuro.
Con lo que no estaría de acuerdo es que no se respeten estas normas y procedimientos, para lo cual, además, tenemos el Tribunal Constitucional, como real garante de la Constitución.



