Analizando los últimos acontecimientos políticos y ponderando de manera objetiva el panorama electoral que está predominado en el país, podemos llegar a la conclusión de que hay muchas posibilidades de que se produzca una escisión en el Partido de la Liberación Dominicana.

Las declaraciones del miembro del  Comité Político, Felucho Jiménez, de que la división en el PLD es inminente, estableciendo además, que de lo que se trata en estos momentos es de buscar la manera que ese acontecimiento se produzca de la mejor forma posible, sin lugar a dudas produjo un escalofrío generalizado en toda la militancia peledeista.

Aunque estás declaraciones de Felucho tienen mucho de verdad, ya que parten de una cadena de acontecimientos que a diario observamos en el debate político nacional, entiendo que son declaraciones un poco tremendistas y más proviniendo de una persona con la tradición y el nivel partidario de Felucho.

Soy de opinión de que todavía hay espacio para la unidad de la familia peledeista, aún esto implique tener que ceder en gran medida todos los sectores que inciden mayoritariamente en nuestro partido.

Todas las mediciones realizadas, tanto por firmas independientes, como por los propios partidos, indican la fortaleza del PLD, lo que sin discusión presagia que si se mantiene la unidad, no hay forma de ser derrotado en el certamen electoral del 2020.

Pero al mismo tiempo, esas mediciones establecen un crecimiento del PRM, que también indican que si el PLD se divide, tendrían amplias posibilidades de asumir el poder en el 2020.

Esta realidad debe llamar a reflexión en el sentido de buscar un advenimiento que permita mantener nuestra organización unida, en el entendido que es preferible mil veces un peledeista dirigiendo los destinos del país y no un miembro del PRM, que significaría un retroceso en relación a los avances, la modernidad y el progreso que se han producido en los gobiernos del PLD. 

Cuando coexisten liderazgos tan fuertes en una entidad política, es imprescindible que predomine la cordura, el diálogo,  la prudencia y el criterio de comprender que todos deben ceder para poder llegar a un entendimiento que permita mantener unidad esa organización.

No soy quien para definir los elementos necesarios  para mantener esa apreciada unidad por encima de cualquier interés particular, aunque sí me tomo el atrevimiento de solicitar se haga el esfuerzo de encontrar esos puntos de coincidencia.

Considero que es el momento de que algunos compañeros hagan consciencia, sobre la necesidad de bajar el tono del discurso, permitiendo que sean los mismos protagonistas o sus voceros calificados, los que se refieran cuando sea necesario al tema interno del PLD.

Muchas veces esas declaraciones inoportunas no ayudan, todo lo contrario, se convierten en un caldo de cultivo para atizar la división, tanto desde adentro como desde el exterior.

Es un momento de ser extremadamente cuidadoso para no coincidir con el adversario, ya que al final éste será nuestro enemigo político  real y no nuestros propios compañeros.

Todos saben de mis vínculos con el presidente Danilo Medina, por lo que me he definido como un danilista afectivo, un danilista de corazón, una persona que al margen de los asuntos políticos tiene un profundo afecto por nuestro Presidente, a quien considero un hombre honesto, humilde, solidario y excelente amigo.

También puedo decir que siento un gran respeto por Leonel Fernández, quien siempre me ha distinguido y tratado con mucha deferencia, respetando siempre mi inclinación primaria y mi fidelidad hacia Danilo Medina.

Por esta situación es que me siento con la autoridad, aún otros no me la reconozcan, para clamar por buscar una salida unitaria, que permita mantener al PLD en el poder, para lo cual, sin lugar a dudas, hay que anteponer cualquier interés particular o de ego político, a los sagrados intereses de  nuestra organización y del pueblo dominicano.

Ojalá se comiencen a dar algunas señales en esa dirección, para lo cual el primer paso sería, que todos bajemos el tono del discurso,  evitar las ofensas, las agresiones y ataques que puedan crear heridas, que al final sean muy difícil de cicatrizar.

Entiendo que debemos vernos en el espejo de lo que pasó en el 1986, cuando Salvador Jorge Blanco cometió el error histórico de preferir a Joaquín Balaguer ante que a su compañero de partido Jacobo Majluta. Un error que le costó al PRD no sólo el poder, sino al propio Jorge Blanco ser víctima de la posterior persecución balaguerista, cuyas consecuencias fueron su condena en los tribunales del país por corrupción administrativa.

Aunque la historia nunca se repite en idénticas condiciones, constituye un referente, para no cometer de nuevo los mismos errores.

Es el momento histórico para sentarse con la cabeza fría, sin prejuicios ni rencores, a buscar alternativas que puedan conducirnos a mantener unido al PLD, por encima de cualquier inclinación personal. Es el momento donde los grandes demuestran que en verdad son grandes.

Esto no es tan difícil lograrlo, con los números reales en la mano y con una actitud de buscar alternativas, entiendo que se encontrarán soluciones, al margen de tecnicismos legales, primando lo que en realidad deseamos todos, mantener al PLD en el poder, no sólo para el 2020, sino además, por muchos años más. 

Es una circunstancia donde por encima de cualquier actitud subjetiva, es vital poner el corazón en el oído de la población, para desde ese lugar nutrirnos con conocimientos objetivos, sobre los sentimientos de la gran mayoría del pueblo dominicano y su deseo de quien quiere que dirija sus destinos en el 2020. Sólo partiendo de esa realidad, es posible adoptar posiciones correctas, de lo contrario, estaríamos en el sendero de incurrir en errores, cuyos resultados afectarán no sólo a los peledeistas, sino a todos los dominicanos. 

La pelota está en la cancha de nuestros líderes, que de seguro serán iluminados por la luz refulgente del pueblo dominicano y el Partido de la Liberación Dominicana, para que nos regalen un ambiente donde predomine la armonía, la prudencia, el amor al PLD, la memoria histórica de Juan Bosch y sobre todo, y por encima de todo, LA UNIDAD, que será la plataforma de otra victoria contundente en el 2020, 2024, etc

QUE VIVA LA UNIDAD DEL PLD.