En el paso por la vida encontramos obstáculos, logros, pérdidas, sacrificios, alegrías, engaños, traiciones, arrepentimientos, amistad, amor, un sin número de situaciones que cuando adquirimos la madurez necesaria, nos damos cuenta que el balance de logros y derrotas es lo que realmente le da sentido a la vida.
Nada es casual y nada es eterno, pero si podemos transformar muchas cosas hacia la eternidad, cuando adquirimos el juicio crítico con verdadera equidad, pues aún en desacuerdo con corrientes llamadas modernas, no dejemos de conceptualizar, apoyándonos en el balance positivo que nos deja la vida en sus altas y bajas.
Actualmente se está librando una gran batalla, donde La Unidad Funcional De La Sociedad, La Familia, está llevando las de perder, pues el modernismo con su globalización le están dando duros golpes a lo que otrora fuera el lugar donde se formaban los grandes hombres y mujeres, como lo es la familia. Hoy les estamos dejando a las escuelas y a esas corrientes sicológicas modernas, rebuscadoras de nuevas entidades mentales, así como traumas de formación, que según esas corrientes se generan en el seno de la familia, que no dejan de tener ciertas razones, pero por la permisibilidad que esas corrientes modernas han causado.
Confieso responsablemente que en ocasiones he llegado a pensar que si esto sigue como va, serán los niños, adolescentes y adultos jóvenes los que le van a impartir las normas de conductas a seguir a los padres en el seno familiar.
Nos hemos dejado contaminar a tal punto, que las contradicciones generadas entre los padres están llevando a destrucciones de hogares, pues contaminados por estas corrientes, las parejas se acusan de que tú has sido el culpable del comportamiento herrado de nuestro o nuestros hijos.
Es notoria la armonía en aquellos hogares que aun viviendo bajo el asedio continuo de estas contaminaciones, no rompen el viejo paradigmas de normas y conductas tradicionales que garantizan hogares sanos. La vida misma es un constante cambio, pero hay normas y reglas de la naturaleza y por ende heredadas por la sociedad, que no aceptan variaciones, pues son como si fuesen genes mismos, que nadie los hace cambiar.
Lamentablemente la humanidad está dando pasos de gigantes hacia su propia destrucción ante la ceguera, mudez y sordera de todos nosotros, sin que veamos agrupaciones algunas preocupadas por este descalabro, poniendo más atención a cosas superfluas, que nos van desviando la atención hacia lo que si amerita nuestra observación.
Solo la toma de conciencia podría dar un giro positivo a ésta situación, asumiendo cada hogar su rol ante la formación de nuestros hijos, preocupándonos más por la supervisión de ellos, evitando el pluriempleo y largas horas extras de trabajo, entre otras tantas cosas. Solo en mano de la humanidad está la solución parcial de éstos males que ha generado los llamados tiempos nuevos y el modernismo.