Costaba originalmente US$1,900 millones. Terminó costando US$3,000 millones y todavía falta dinero para completar la inversión.
Fue construida por la empresa mas corrupta del mundo, llamada Odebrecht, que pagó sobornos a funcionarios del gobierno de Danilo Medina por unos US$195 millones o su equivalente en pesos dominicanos de RD$9,790 millones a la tasa de ese periodo.
A todo eso, Odebrecht demanda al gobierno por incumplimiento de contrato y gana el juicio lo que representó cerca de US$490 millones adicionales que debemos pagar por compensación. República Dominicana es único país de América Latina donde fueron descubierto fraudes y sobornos similares al de Punta Catalina que no ha encarcelado a nadie.
Peor aún, el presidente del partido del gobierno y el candidato presidencial, fueron mencionados como receptores o beneficiarios de esos sobornos, aunque no están incluidos entre los 6 imputados, en un juicio que lleva tres años, y que de la Suprema se reenvío de nuevo a primera instancia.
La misma empresa, o sea Odebrecht, construyó otras grandes obras, algunas con valor superior a los US$400 millones, como la carretera del Coral y el corredor Duarte, donde igualmente se repartieron millones dólares en comisiones y sobornos sin haber ningún funcionario imputado por esos hechos delictivos.
El terreno donde se construyó Punta Catalina fue arrendado por 20 años a la familia Vicini lo que es un verdadero escándalo cuando se trata de una planta que costo el 7% de la deuda del sector público no financiero. Eso solo pude verse en un país que encabeza el ranking de la corrupción a nivel mundial.
La unidad II de la planta, con menos de un año en operación, acaba de ser cerrada por un fuego causado por una simple junta de goma que se rompió. Estará apagada varios días para su reparación.
Para colmo de los colmos ya la planta está emitiendo desechos tóxicos en cantidades industriales que afecta toda la zona circundante y contamina extensas áreas a kilómetros de distancia.
Si hoy se vendiera el 50% de las acciones de Punta Catalina el país recuperaría apenas el 40% de su valor, o sea, unos US$1,200 millones con una perdida neta de US$600 millones respecto a su costo actual.
Definitivamente, esta obra es la punta de iceberg de la corrupción gubernamental y algún día se hará justicia por ese gran fraude.