“Tiempo de callar, tiempo de hablar; tiempo de destruir, tiempo de construir”. –Salomón
Desde lo más profundo de mi ser, expreso que el presente escrito no tiene otro interés que el de plantear mis inquietudes respecto de los planes y propósitos de la clase política que hoy se encuentra a cargo de la administración de la cosa pública y que dentro del marco de sus planes de desarrollo han tomado en cuenta nuestro paraíso terrenal, Río San Juan.
Prometo que será una sola intervención, pues no pretendo responder a cuestionamientos ni hacer de estas líneas una polémica, ya que el autor de este texto no pertenece a ningún partido ni movimiento político, ni en lo presente ni en lo futuro, y que por vías de consecuencia solo la condición de hijo legítimo de Río San Juan, del que nunca he emigrado no obstante tener las condiciones, me obliga a defender el lugar que elegí para vivir con las generaciones de parientes que me precederán y en el que pretendo morir.
La generación de hombres y mujeres de la que formo parte no perdonaría mi silencio sobre el entendido de que la peor lucha es la que no se hace. Los de antes y después que yo han esperado con paciencia el soñado desarrollo de Rio San Juan. Por cinco décadas hemos esperado despertar con que el sueño se nos ha convertido en realidad y de repente nos toca despertar en medio de una pesadilla.
Todo plan de desarrollo, sin importar el tipo de proyecto de que se trate, debe ir acompañado de un estudio de impacto que determine las ventajas y desventajas que puede ocasionar dicho proyecto a los habitantes del lugar donde se ejecuta. En nuestro caso particular, el municipio de Rio San Juan, dentro y fuera de la Republica Dominicana se le conoce como el posible destino turístico con más potencial dentro de la provincia María Trinidad Sánchez y probablemente de todo el atlántico norte de la isla, por las características de sus playas de arena dorada, sus verdes montañas, la laguna Gri-gri, y todos sus atractivos que lo hacen único.
Hemos tenido la suerte de ser elegidos por AMAN, PLAYA GRANDE GOLF CLUB y empresas aliadas, para ser cede del proyecto turístico más ambicioso en término cuantitativo y de calidad, con casi 10 millones de metros cuadrados de terreno en proceso de desarrollo, donde tengo entendido que el día 11 del mes en curso, el presidente de la Republica, Lic. Luis Abinader, dio el primer picazo para el inicio de construcción de unas 500 villas, en ese mismo lugar que en la famosa serie de Netflix “El ultimo Baile”, sirvió de escenario al superatleta Michael Jordan para el rodaje de parte de las escenas de esa serie, lo cual ha servido de promoción a nuestra belleza natural. Este proyecto ha sido pasarela para grandes personajes a nivel mundial, artistas, actores, todo tipo de celebridades que al alojarse, también promueven todo lo que como pueblo turístico, tenemos para ofrecer. Sin dejar de mencionar que dentro del mismo entorno del municipio de Rio San Juan se desarrollan proyectos 5 estrellas de la calidad de ANI VILLAS y el BALAJI PALACE, los cuales son proyectos de primera categoría. Por lo que resulta inaudito e irracional que lejos de la clase política que nos dirige procure la creación de un puerto turístico que sea compatible con las exigencias de los turistas que demandan nuestros paisajes y los proyectos de primera que sobre ellos se están levantando, pretendamos retroceder a las años 70 y 80 donde la pesca se convirtió en la segunda actividad que motorizaba la economía de Rio San Juan, ya que se trataba de la época de oro de la ganadería.
Al momento de la explotación de la pesca como actividad económica en Rio San Juan, años 70 y 80, me permito recordar que se produjeron los siguientes acontecimientos sociológicos, que sin ánimos de herir sentimientos debo recordarlo, ya que un pueblo si memoria está condenado a repetir sus errores. Se produjo la pérdida de identidad del verdadero Riosanjuanero, con la migración masiva de pescadores provenientes de los diferentes pueblos del país, en vista de que los Riosanjuaneros éramos pescadores artesanales y no estábamos preparados para asumir esta actividad de forma masiva. Se produjo la migración masiva de pescadores provenientes de La Romana, Miches, Sabana de la Mar, Samaná, Las Terrenas, Montecristi, entre otros, los cuales producto de su actividad, generaron ganancias cuantiosas y dado lo riesgoso de su trabajo, adoptaron como cultura las parrandas sin límites, con lo que se aumentaron los bares y cabarés, la prostitución, la violencia, las relaciones consensuales tempranas, que dieron lugar a una generación de familias difusas, lo cual es notable si observamos que son los descendientes de esos migrantes, los que alrededor del centro de la ciudad formaron los cordones de miseria integrados por los barrios Acapulco, Buenos Aires, Nueva York Chiquito, los cuales se construyeron de manera irregular, ya que se trató de invasiones a terrenos cercanos a la playa donde el 99% de los habitantes no posee un certificado de título que lo acredite como propietario del ligar donde viven.
No tengo nada contra ese digno trabajo que nos da de comer, pero promover a Rio San Juan como un puerto pesquero, como un logro de la administración pública actual, destacándolo como una actividad principal es totalmente aberrante y contrario a la verdad de lo que son nuestros sueños y aspiraciones.
“La verdad nos hará libres”. – Jesús de Nazaret
Todos conocemos que dentro del presupuesto de mercancía que se exige para ir de pesca por días y meses, dentro de las vituallas hay que incluir drogas, sino no hay viaje. Cada cual elige lo que quiere, yo no critico el que quiera consumir drogas pero a diario vemos jóvenes que han dañado su vida a muy corto tiempo y debemos convivir con ellos y nosotros como sociedad y como Estado, debemos pagar un alto costo por ello. En mi caso particular, responsablemente consumo alcohol pero la ley no lo sanciona y esa es mi decisión personal. Sin embargo, este caso del manejo de estupefacientes en la actividad pesquera, se refleja a lo largo de los años, causando daños graves en la impresión que damos a nuestros turistas, con el ambiente poco acogedor que genera dicho flagelo, el deterioro de todos nuestros recursos, calles y espacios de recreación y sobre todo, con inconvenientes personales que provocan aquellos actuando fuera de sus sentidos.
Dentro de los planes estratégicos de los gobiernos también existe la posibilidad de planes personales de los funcionarios y de los grupos económicos que se benefician de sus relaciones con la clase gobernante. Puerto Plata tiene legítimo derecho de crecer y de ser limpia, y de relanzarse como polo turístico hegemónico de la costa norte, pero no a costa de convertir a Rio San Juan en el vertedero que generan los muelles pesqueros por la misma naturaleza de su actividad: desechos sólidos, restos de combustibles, reparación de barcos y todas las consecuencias que se derivan del manejo de la pesca. El estudio de estos factores, al ser aplicados a este caso como cuestiones de gran impacto, solo arrojan alertas rojas por el inminente peligro que esto representaría para nuestra zona. Me refiero al impacto ambiental irreversible de un muelle pesquero en las cercanías de nuestro monumento natural y todos sus atributos, sumado al impacto social que sería garrafal para nuestra oferta turística.
Conste que no tengo problema alguno con la actividad pesquera que hasta el momento se desarrolla en nuestro municipio, además de que soy consumidor fiel de los productos de nuestras costas, soy amigo de muchos los que se dedican a esta actividad. Sin embargo, una cosa es lo que conocemos hoy, y otra muy diferente es la de fortalecer y duplicar el flagelo ya existente con un puerto pesquero que probablemente se convierta en nuestra principal actividad económica, y a largo plazo la única.
Ante ello, al pueblo de Rio San Juan le hace falta regresar a su identidad, o de una vez por todas decidir que somos: un pueblo de pescadores o un pueblo turístico, pues ambas actividades desarrolladas a su máximo potencial, con todo lo que implican, parecen ser incompatibles.
Soy defensor de que es preferible tener un puerto turístico que un puerto pesquero. Es preferible generar riqueza y empleo de calidad a generar pobreza y confinamiento social, marginalidad, que es al final lo que queda cuando los recursos pesqueros se han agotado. Es preferible encaminar nuestro pueblo y con el nuestras familias hacia un futuro limpio, prometedor en términos de calidad de vida, antes de arrojarnos como municipio hacia lo que depara un puerto pesquero en nuestra bahía.
La hora final, tiempo de construir, tiempo de destruir.
A los empresarios del sector turístico, a las empresas nacionales y extranjeras establecidas con interés en el desarrollo de Río San Juan, a la clase profesional, al hombre de sentido común, al riosanjuanero que ha soñado con un pueblo limpio y un espacio para la recreación, un lugar para el deleite de la vista y la alegría del alma, ¡NO PERMITAMOS QUE NOS ROBEN NUESTRO SUEÑO. DILE NO AL MUELLE PESQUERO! No queremos ser el basurero de Puerto Plata y de los otros pueblos pesqueros de la zona. SOMOS RIO SAN JUAN, COSTA VERDE, EL PARAÍSO TERRENAL.
Lo que demandamos es un muelle turístico que sea compatible con nuestra belleza, con nuestra arena dorada, con nuestras aguas cristalinas. Necesitamos más hoteles, más turistas, más escuelas de formación técnica hotelera y si no nos pueden ofrecer lo que realmente necesitamos, concluyo diciéndoles que la paciencia es amarga, peros sus frutos son dulces. Prefiero que el muelle turístico los vean mis nietos, pero es realmente lo que Rio San Juan necesita.