Por ERIC RODRIGUEZ
El accidente en Washington D.C., donde un helicóptero militar y un avión comercial colisionaron en pleno vuelo, es un recordatorio de que en aviación la rutina puede convertirse en una amenaza.
Como piloto con más de 25 años de experiencia y más de cien aterrizajes en el aeropuerto de Washington (DCA), puedo afirmar que este es un espacio aéreo único: limitado por pistas cortas, rodeado de instalaciones gubernamentales y saturado de tráfico. Un entorno así exige disciplina y atención constante.
La rutina es útil para manejar la complejidad, pero también abre la puerta a la complacencia: ese exceso de confianza que hace que pilotos y controladores bajen la guardia.
En este caso, la torre instruyó al helicóptero a mantener separación visual con el avión. Al hacerlo, asumió que la tripulación mantendría la distancia necesaria. Esa suposición, en un espacio tan sensible, resultó fatal.
El accidente refleja lo que en aviación llamamos la cadena de errores: múltiples fallas pequeñas que, al coincidir, provocan la tragedia. Aquí influyeron la falta de separación efectiva, la posible ausencia de sistemas de alerta de colisión, la comunicación deficiente y la operación simultánea de tráfico militar y comercial.
A esto se suma la cuestionada Ruta 4, utilizada principalmente por helicópteros y señalada durante años por expertos debido a sus riesgos. Su trazado rígido y poco flexible dejaba un margen mínimo para maniobras, lo que, en un espacio aéreo ya saturado y compartido con aeronaves comerciales, contribuyó a la convergencia de ambas aeronaves.
Lo más alarmante es lo revelado en la audiencia del NTSB: negligencia institucional. Las autoridades, en lugar de liderar con firmeza y corregir riesgos señalados, se resignaron a la rutina y a la aceptación pasiva de fallos. En un sistema que exige liderazgo y visión, actuaron como simples pasajeros.
La lección es clara: en aviación, la seguridad no se sostiene solo en tecnología o manuales, sino en la ejecución rigurosa y la vigilancia constante. Cuando la familiaridad se convierte en complacencia, la seguridad se debilita.
En este caso, la rutina no fue aliada, sino el inicio de una cadena que terminó en tragedia. Y lo que no se corrige, tarde o temprano, se repite.
Sugerencias para posibles cambios
- Equipamiento actualizado: toda aeronave debe contar con sistemas modernos y plenamente operativos, en especial de advertencia y evasión de colisión.
- Revisión periódica: los planes de seguridad y procedimientos deben ser evaluados y actualizados de manera constante.
- Colaboración civil-militar: es clave reforzar la coordinación entre la aviación militar y las aerolíneas comerciales.
- Gestión del tráfico: se debe reconsiderar la alta densidad de operaciones en el aeropuerto de Washington D.C.
- Aproximaciones estandarizadas: evitar cambios de pista en la fase final de aterrizaje.
- Operaciones IFR para helicópteros: eliminar rutas visuales especiales y regir todos los vuelos por instrumentos en el área de DCA.
- Recursos humanos adecuados: garantizar suficiente personal calificado en la torre de control para manejar la complejidad del espacio aéreo.
Sobre el autor
Eric Rodriguez es un piloto dominicano radicado en Estados Unidos, con 25 años de experiencia y más de 18,000 horas de vuelo. A lo largo de su carrera ha operado en múltiples regiones del mundo, incluyendo Asia, Europa, el Caribe, así como América del Sur y del Norte.