Por qué te ríes, me preguntó sorprendida mi compañera de trabajo al ver mi reacción a su pregunta de que si acepta ahora toda la sociedad dominicana el ritmo bachata.
A Karen, de origen peruano, le fascina la bachata. Y le llamó mucho la atención ver en sus vacaciones en Italia, llegar un grupo de jóvenes en carros lujosos a la playa escuchando a todo volumen las canciones del grupo Aventura. Dice que siempre había escuchado que este ritmo era sólo tocado en los burdeles y cabarets de la República Dominicana.
Sonreír fue mi primera respuesta a la pregunta que yo también siempre me he hecho. Sobre todo, porque tengo fresco en mi memoria la presentación en los años ’80 en el Aula Magna de la Universidad Autónoma de Santo Domingo –UASD- de uno de los pioneros de ese género, Luis Segura, mejor conocido como el “Añoñaito”.
Le conté que aquel evento fue apoteósico. La prestigiosa Aula Magna de la universidad primada de América prestaba por primera vez su escenario para que miles de estudiantes disfrutaran de un ritmo surgido del amor y el desamor de la clase popular.
El “Añoñaito”, emocionado por los aplausos que hacían temblar las paredes del local, dijo: “me está gustando que la gente está dejando de ser hipócrita”.
Se refería el cantante, precisamente, a la discriminación que en ese entonces sufría ese género musical.
El éxito de esta actividad fue tan grande que el grupo estudiantil que la organizó quiso repetirla, pero el rector de entonces negó el permiso para la misma. Las razones para la censura indignaron la sociedad dominicana. Al punto, que el editorialista más prestigioso e impactante que ha tenido el periodismo dominicano, Don Rafael Herrera, director del periódico Listín Diario, fustigó aquella acción.
Don Rafael Herrera comparó los desagravios cometidos contra el “Añoñaíto” y su bachata, con los que sufrieron en su cimiento los versos del poeta Pablo Neruda.
También me vino a la mente aquellos grupos de jóvenes que preferían la música jazz en sus carros, a la ‘vergüenza’ de escuchar la bachata en sus parlantes.
A Karen le aclaré que la Bachata es un género musical surgido de los estratos más bajo de la sociedad dominicana, que ha tenido un suspiro en las belloneras de los bares de nuestros barrios, pero que en los últimos tiempos ha calado los peldaños más altos de los escenarios mundiales. Y ejemplos tenemos de sobra, desde “Bachata Rosa” de Juan Luis Guerra, a los crossover de Anthony Romeo Santos –Aventura- y Prince Royce.
Y es bueno aclarar que los bachateros son auténticos. Desde el cantante hasta el bailador, pues la bachata es un baile erótico en el que las parejas utilizan el contorsionismo sensual de su cuerpo para conquistarse.
Dicen que para cantar flamenco se necesita ser gitano, pero para cantar bachata hay que nacer con algo especial en el pecho. El bachatero no se hace, nace. Si lo dudan, escuchen las interpretaciones de Anthony Santos –El Mayimbe-, Luis Vargas, Raulín Rodríguez, Luis Segura, Frank Reyes, Joe Veras, entre otros.
Por eso hoy, a pesar de recordar aquel triste incidente en la universidad, te puedo asegurar Karen que la bachata es aceptada por la gran mayoría de la sociedad dominicana. Aunque te confieso que aún guardo un poco de escepticismo por cierta clase social.