
El alcalde Alberto Alonzo, la vice alcaldesa Fidelina José de Báez, el capitán Cuevas, de la PN, y varios regidores, entre otros, conformaron junto al gobernador Peña, la mesa principal del encuentro.
Río San Juan.- El Gobernador Provincial vino a este municipio a escuchar las necesidades y quejas de sus residentes, quizás pensando que escucharía situaciones banales y pedidos personales en privado que no harían más que satisfacer sus pretendidas proyecciones de buen funcionario. Pero no fue así, tras las formalidades de presentación y adulonería de uno que otro “compañero de partido” y funcionario en busca de lo suyo, al licenciado Francisco José Peña y las demás autoridades del pueblo reunidos en el programado encuentro de este jueves le tocó escuchar en voz alta la triste realidad de un pueblo que lucha por resolver los grandes problemas que les aquejan por años sin que autoridad alguna haga nada por resolverlo.
Todo iba a pedir de boca ante una sala del Ayuntamiento repleta de munícipes. Una que otra queja pequeña, sobre todo con relación a la falta de apoyo para el turismo, algunos prefirieron entregar sus quejas por medio de un documento, incluso de cosas que no le tocaban al funcionario, hasta que le tocó el turno al fogoso y fajador activista Miguel Alonso, quien empantalonado, y como siempre, sin pelos en la lengua, empezó a denunciar por un micrófono los males que muchos, por temor, sólo comentan por lo bajo.
Fueron 10 minutos de fuertes denuncias, en las que ni siquiera obvió identificar con nombres y apellidos a delincuentes y policías que se confabulan para cometer grandes fechorías en todo el pueblo sin que nadie se atreva a enfrentarlos. Denunció la tala de árboles, los problemas y mal manejo del hospital, entre otros. Miguel lo hizo “poniendo su vida en peligro”, como él mismo expresara, “porque me duele mi pueblo. Amo mi a RSJ”.
De la policía y la delincuencia en RSJ tiró este “cacaíto”. “Voy a plantear algunos problemas que Río San Juan necesita que se resuelvan con urgencia: La delincuencia en RSJ y la poca voluntad de la Policía de resolver los problemas. Aquí se pierde una gallina y encuentran el ladrón. Se pierda una vaca, que es más grande, y no lo encuentran”. Agregando que en RSJ se está promediando más de cuatro robos importantes por mes, y que no se ha resuelto ni uno.
Lo que dijo a continuación estremeció todo el salón del cabildo, provocando que la mayoría se pusiera de pie y comenzara a aplaudir, incluido al alcalde Alberto Alonzo y a la vice alcaldesa Fidelina José de Báez.
“Por lo tanto, le pido que se lleven toda la policía de RSJ (la dotación completa), y que le pongan impedimento de entrada al pueblo, porque la Policía esta conviviendo con los ladrones, compartiendo con los vendedores de droga. … Aquí todos saben quien vende droga en RSJ. Quien tiene los puntos de droga. Aquí todos conocemos a Carlos, que anda con dos guardaespaldas con dos pistolas cada uno, dando galletas, y los policías beben y toman y andan con él. Así que yo le pido a usted (al Gobernador) que la policía de RSJ sea removida, pero no para que vuelvan, porque vamos a tener problemas. Porque mataron una vaca hace una semana, se robaron dos hace unos días, robaron en La Casona, en un licor store, todas las farmacias, en el supermercado, en todas partes. Y en estos días un policía dio un show, tirando 8 tiros en un lugar público, que pudo haber matado o herido a alguien, una persona que tiene que estar para velar por nosotros. Así es que, nosotros estamos inseguros en la calle pero por la Policía de RSJ”.
Ante esa papa caliente, el capitán Cuevas, que se encontraba en la mesa principal en representación de la Policía local, sólo tragó en seco. Ni quisiéramos imaginarnos todas las maldiciones y malos deseos que le pasaron por su mente contra Miguel. Pero no le quedó más remedio que, sudoroso, oír y callar; porque las verdades cuando se dicen completas y en público, no hay forma de rebatirlas. A menos que no quiera hacer el ridículo y ponerse en evidencia.
De todos esto el gobernador Peña tomó notas, con unas letras medio garabatosas, quizás por los nervios. Esperemos a ver qué hace, porque quizás no era lo que él quería escuchar a su llegada desde Nagua, y mucho menos en público, pues lo ponen en una encrucijada entre si hacerse de la vista gorda y quedar mal parado ante toda una comunidad, o por el contrario, resolver de acuerdo a las prerrogativas de su rango, demostrando ser un funcionario eficiente.
Ahora solo nos queda rogar que tanto el Gobernador como todo el pueblo de Río San Juan, no dejen solo a Miguelito, porque habló por todos. Y que Dios y San Miguel lo protejan, porque a veces, cuando uno dice verdades, le salen caras, y los que quedan al descubierto con esas verdades quieren cobrarse hasta con la vida del denunciante.
Y es bueno aclarar que además de la valentía de sus denuncias, Miguel Alonso es parte de este medio y que sus directivos nos mantendremos vigilantes ante cualquier intentona en su contra, pues Río San Juan debe salir del atraso al que lo tienen sometido unos cuantos.