Fue un colega recto, sin pena y solidario. Fue, antes que nada, buen amigo. Siempre estuvo con las mejores causas de su gremio. No mentía. No falseaba. No negaba méritos ajenos. No actuaba por compromisos políticos. No vendía sus palabras al mejor postor. Durante décadas fue simplemente testigo crítico de los hechos más importantes de nuestra época. Fuera en la televisión o en algún medio de la prensa escrita, siempre expresaba lo mismo sobre todo hecho. Desempeñó una sola misión: defender la democracia, sin ocultar sus ideas progresistas….(Sobran, pues, las razones por las que debemos lamentar la muerte de Wilfredo Alemany).
Ahora Wilfredo…Da pena
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