Toda acción tiene una reacción. “Los intelectuales” que piden la renuncia del presidente Danilo Medina dizque como “solución a la crisis política” están cosechando los frutos de su afrenta tan sediciosa como subversiva. Ya unos cuantos de los que fueron colocados como firmantes del denominado Manifiesto II desmintieron que hayan suscrito el documento, en un claro ejercicio de “sacar los pies” a sus compañeros de aventura. Después, ha venido la repulsa y rechifla, que no se esperaban esos “intelectuales”, de diferentes sectores de la sociedad ante posición tan temeraria y osada, que dejó a la vista el refajo que se esconde bajo el tan lindo y atractivo atuendo verde de la lucha contra la impunidad y la corrupción. Así mismito…
Ridículo
Don Julio César Castaños Guzmán, presidente de la Junta Central Electoral, hizo diana al expresar que “los intelectuales” que han pedido la renuncia del presidente Medina se exponen a hacer el ridículo, que en realidad ya lo han hecho, pues el Ejecutivo llegó allí por elección popular y constitucional. La juma y el ego de los reclamantes de la dimisión presidencial no les permitió ver más allá de la curva antes de publicar su pedido, razón por la que ahora andan apurados por montar una estrategia nueva a la que ya les están cayendo los palitos. La verdad es que su entusiasmo duró poco menos que una cucaracha en un gallinero…
Desiderio
Mientras, el presidente Medina respondió como Desiderio Arias ante una pregunta formulada por una periodista, a lo lejos y en alta voz, cuando el mandatario salía de una reunión en el complejo habitacional Juan Bosch, en torno al reclamo de renuncia hecho por el grupito “de intelectuales”. El Titán de Bronce dijo: “Déjenme trabajar”, usando un vocablo: trabajar, que no es muy del agrado de una buena parte de los que, como El Negrito del Batey, entienden que el trabajo lo hizo Dios como castigo. ¡Je, je, je…!