El poder del Águila no está en el ruido, sino en la altura, desde donde puede observar en silencio todo movimiento que se realiza bajo los cielos.
El Águila no se mezcla con gorriones, cuervos, ni ninguna otra ave, vuela sola, nunca en grupos. Evitando las mentes pequeñas, los que viven quejándose en vez de enfrentar la vida con honor y dignidad.
El Águila tiene visión, por lo que siempre está enfocada en su presa, aunque esté a 5 kilómetros de distancia. Nada la distrae, porque se centra en lo esencial, estando siempre enfocada en su objetivo, sin importar las dificultades, contratiempos y adversidades que encuentre en el camino.
El Águila es intrépida, nunca huye sin importar el tamaño de sus presas, ya que es capaz de medir el peligro no por lo que ve, sino por la energía interna que la motiva. El Águila sabe que el verdadero enemigo no está en el exterior, sino en su interior.
El Águila ama la tormenta, por lo que se eleva cuando todos los demás pájaros huyen. Usa la tormenta para subir más alto, hasta llegar a un nivel donde prima la calma y el sol resplandece. No le teme a las a los días difíciles, colocándose siempre por encima de las dificultades.
El Águila no come carroñas, ni se alimenta de muertos. Para ella cada día es una nueva oportunidad para salir a cazar con confianza y seguridad. Por eso se dice que quien actúa como el Águila llega a conquistar el cielo.
El Águila prepara a sus crías para enfrentar la vida. Por eso cuando estas crecen, les quita las hojas y deja el nido solo con las espinas. Para las crías es muy doloroso, pero aprenden a que deben abandonar el nido, para poder enfrentar con éxito lo que le espera en la vida, sin la protección de sus padres.
El Águila cuando envejece, el pico se le distorsiona, las garras se doblan y las plumas se van secando. Esto las hace más lentas y no le permite seguir siendo el amo de las alturas. Simplemente entran en un declive natural.
Ante esa situación el Águila se retira a la montaña más alta y en silencio comienza un proceso de romper su pico con las rocas y a sacar cada una de sus viejas plumas. Son unos meses sangrientos y dolorosos, que culminan cuando ya tiene un pico, garras y plumas nuevas. En ese momento emprende el viaje renovado y puede volar más alto que antes.
Enseñanza: En la vida, hay momentos en que es necesario retirarnos, soltar lo viejo y doloroso, pasando por un proceso interno de renovación. Desprendiéndonos de lo que ya no es útil, como hábitos, miedos y apegos.
Es indudable que el retiro, la reflexión y el cambio interior nos otorga la suficiente sabiduría y conciencia para poner LIMITES, decir NO cuantas veces sea necesario y evitar tratar de cambiar lo que no depende de nosotros.




