Lo que está pasando después de los procesos electorales de febrero y mayo, es algo nunca visto en la historia de nuestro País. Sin tomarnos ninguna pausa, hemos continuado en campaña electoral y un activismo político históricamente nunca visto.
La campaña proselitista del 2024 fue muy intensa y extenuante, lo cual provocó altos niveles de saturación en la población, por lo que esperábamos nos dieran una tregua para volver a nuestra vida normal. Pero ha ocurrido algo inusual, todos están en campaña, sin todavía el presidente y los legisladores comenzar su nuevo periodo para el que fueron electos.
Los que hemos participado en los procesos electorales desde el 1978 en adelante, sabemos que siempre se produce la tregua de los 100 días primero y luego un tiempo de dos años, para que la pista se comience a calentar. Ahora desde la primera semana después de las elecciones, el ambiente político, luce tenso y caldeado.
Desde la FP se han lanzado fuertes misiles, amenazando con tomar las calles si se intenta modificar la Constitución y al mismo tiempo estableciendo que no van a participar ni aceptar una reforma fiscal que afecte a los más necesitados. Desde ya ha sonado el clarín de guerra.
En el PRM algunos de los presidenciables, desde ya han lanzado sus aspiraciones para el 2028, comenzando con una campaña anticipada y prematura para ser el candidato de su organización. El clarín de guerra también ha soñado.
En el PLD hay un proselitismo intenso, todos los sectores y grupos internos están en movimiento para quedarse con una cuota de poder de esa entidad política. Al parecer están siguiendo el mismo esquema que asumieron después de la derrota electoral del 2020. El clarín de la contienda interna ha sonado.
Una situación parecida se está dando con muchos alcaldes y regidores electos, los primeros desde ya aspirando a la reelección de y los segundos montando sus proyectos para aspirar a la alcaldía en el 2028. Por esos predios también ha sonado el clarín de guerra.
Algo parecido, aunque con menos intensidad, está ocurriendo entre los senadores y diputados. Unos aspirando a la reelección y otros a ocupar su curul para el 2028. También tocaron su clarín de guerra.
Por lo visto todo el mundo está en campaña, lo cual es fácil de comprobar, sólo dando una mirada a las redes, la radio, la televisión y observando la conducta de los protagonistas de la campaña anticipada.
Mientras tanto el pueblo quiere una tregua, un descanso, porque diciéndolo en un lenguaje llano y popular, “el pueblo está harto”, del activismo político. El pueblo quiere un espacio para desintoxicarse, para poner su mente en otras cosas, que debe ser tomado en cuenta por los partidos, para ofrecerle un merecido descanso de la guerra política.
Al parecer el único que no está en campaña en el País, es el presidente Luis Abinader, ya que anunció que no se va a reelegir y que trabaja para presentar una propuesta de reforma fiscal y tributaria.
Lo más prudente y sensato es esperar que el mandatario presente su proyecto de reforma, para que todos los sectores que componen la sociedad, realicen sus recomendaciones. Esto permitirá llegar a un consenso, que permita al País seguir avanzando por el camino del progreso y la estabilidad económica.
Actuemos con prudencia, con paciencia y firmeza, pero siempre poniendo en primer plano los intereses del País, por encima de los intereses personales, grupales y sectoriales. Sólo de esta manera lograremos la unidad y contribuiremos a fortalecer la Nación.
El consenso y la unidad, debe primar ante "el bateo y corrido", de los aspirantes a todas las posiciones.