Estoy seguro que ese viaje de Luis Abinader a Francia y Brasil no ha sido en vano: Francia,
madre patria de Haití, es una pieza importante de la llamada “Comunidad Internacional”
(valen doble las comillas), llamada a colaborar (hasta ahora inútilmente) en la solución del
drama haitiano. Y de Brasil ni se diga: ejerce buena influencia en las líneas maestras de la
política exterior de los países de Suramérica (lo que podría incidir en que por lo menos la
Venezuela martiana defina una acción urgente en el caso, como este lo demanda). Estoy
seguro de que Emmanuel Macron y Luiz Inacio Lula da Silva sabrán responder muy pronto
a las demandas de Abinader.
