Una característica tiene el crimen, y es que es inagotable, así como también los detectives. Y esa cualidad también la tiene la figura histórica de cuyo nombre algunos no quieren acordarse, y a los que otros se abocan con nostalgia: Rafael Leónidas Trujillo. Que el autor Eddy Pereyra Ariza haya entregado el texto “La propaganda de Trujillo (Editora Búho, 2023), demuestra, irónicamente, la frescura que presenta un político cuyo cadáver terminó en el baúl de un Chevrolet, cuyo azul iba apagándose, ya hace cinco décadas.
Al adentrarnos en el texto La propaganda de Trujillo, nos damos cuenta de que la mano que se alzó en sus inicios en la tribuna para convencer, fue la misma mano que se alzó para castigar inmisericordemente a sus opositores. Bien escrito, y seccionado cual Jack El Destripador: delicada e inteligentemente, en temas atrayentes, el libro tiene la virtud de que al leerlo uno siente que alguien está contándole de forma espontánea los hechos de la Era y la vida fulgurante de un dandy de las oscuridades.
A las estatuas, como a los ídolos, se les venera, pero un día, el pueblo (imprevisible como los volcanes), se le levanta con deseos extraños, y les decapita. Y Trujillo estuvo atado a ese destino trágico. Conversamos con el autor de este texto que se agrega en buena lid a la amplísima bibliografía sobre este tropical tirano, y espero que lo que nos contó motive más su lectura.
P. ¿Qué te motivó a escribir La propaganda de Trujillo?
R. Mi padre Samuel Pereyra Mariñez, oriundo de San Cristóbal, trabajaba en la seguridad de Doña Julia Molina, madre del dictador Rafael Leónidas Trujillo Molina y mi mamá era miembro del Partido Dominicano como todas las personas que conocía. En una ocasión mi hermano Samuel me llamó y al tiempo de pedirme hacer silencio, me enseñó una cantidad de panfletos que estaban en la habitación de mis hermanos Héctor y Darío, en el que criticaban a Trujillo, llamándole “chapita y dictador”.
Recuerdo que luego me detuve a mirar el cuadro de Trujillo y el de su hijo Radhamés, guindado en las paredes de la casa y días después vi a muchas personas llorando en las calles y algunas con “ataques”, porque habían matado a Trujillo.
Con el tiempo al dirigir la Biblioteca del Congreso Nacional y hurgar en los documentos y libros producidos en la llamada “Era Gloriosa”, entendí que el régimen de Trujillo había utilizado un medio de información para hacer que la gente lo veneraba como a un Dios y de ahí mi interés de escribir sobre ese medio de persuasión que utilizaba para sus fines de poder, sobre la propaganda política.
P. ¿Qué hallazgo fundamental encontraste cuando investigaste el tema de la Propaganda en la Era de Trujillo?
R. Rafael Leónidas Trujillo Molina hizo triunfar su voluntad de poder por una utilización científica de los impulsos irracionales de la población dominicana o las multitudes. Esa capacidad de imponerse, de lograr que lo sigan y colaboren con él, es la sustentación del poder social que tuvo en su dominio.
P. ¿Qué papel tuvo la propaganda en la Era de Trujillo para que esta se sostuviera?
R. Tuvo el papel de orientar, excitar y manipular el pensamiento de la gente hasta influir en su conducta, lograr posicionar su imagen, hasta hacer del nombre Trujillo, una marca.
P. ¿Tenía conciencia Trujillo de la importancia de la propaganda para sostenerse en el poder?
R. La Propaganda emerge en el siglo XX. Desde 1922 se conocía el manejo de las masas de Benito Mussolini, líder del movimiento fascista italiano: asimismo lo propio de Adolf Hitler, en 1933, el führer o Jefe de Alemania, con atractiva y elocuente utilización de técnicas de propaganda que influenciaron en los gobiernos militares de Latinoamérica.
De ahí que Trujillo supo cómo ningún otro de sus antecesores mover con maestría los hilos ocultos de las reacciones populares. Penetró profundamente en el pueblo hasta conseguir que lo reverenciaban como un ídolo.
P. ¿Qué personajes o personas dirigían la propaganda de Trujillo?
R. Empezó con el periodista Rafael Vidal Torres, Rafael César Tolentino, Rafael Estrella Ureña, Manuel A. Peña Batlle, Joaquín Balaguer, Aliro Paulino, Francisco Prats Ramírez, Héctor Incháustegui Cabral, Max Henríquez Ureña, Arturo Logroño, entre otros. Además fueron contratados intelectuales y compañías de relaciones públicas de otros países.
P. ¿Hubo alguna influencia del exterior para idear o desarrollar la propaganda de Trujillo?
R. De los régimen fascistas de Italia con Mussolini a la cabeza y el nacionalsocialismo de Alemania con Hitler como jefe. Posteriormente participaron en la asesoría de la imagen de Trujillo y el gobierno, J. A. Osorio, de España. Gastón Baquero, de Cuba; John W. White de Estados Unidos y otros.
P. ¿A tu juicio cuál fue el eslogan más popular que se utilizó para promocionar a Trujillo?
R. Fueron varios por épocas: ¡No hay peligro en seguirme! – ¡Viva Trujillo! – !Y Seguiré a caballo!
P. ¿En los 31 años de la era de Trujillo, hubo otro personaje que se valió de la propaganda para promocionarse?
R. Moderadamente Rafael Estrella Ureña y Héctor Bienvenido Trujillo. Abiertamente, ninguno.
P. ¿Qué ha cambiado en el uso de la propaganda desde la época de Trujillo hasta la fecha?
R. La propaganda ha ido cambiando de mensajes, soportes e incluso el propio concepto ha evolucionado, junto con los medios de comunicación y el uso de la tecnología, pero al final, el objetivo es el mismo: persuadir a otra persona de algo. Conseguir vender una idea, un producto o un concepto es lo que hace la propaganda.
Podríamos añadir que se trata de un conjunto de estrategias con el fin de dar a conocer esas ideas y convencer al público.
P. ¿De Trujillo se ha escrito en demasía, ¿cuál tú crees que es el aporte que hace tu libro a la amplia bibliografía del personaje?
R. La propaganda en la Era de Trujillo es un aspecto de la política o la psicopolítica que no se había tratado con detalles o a profundidad. Muy especialmente el nivel de influencia, y de control social que tuvo en la población para que una persona eleve su poder y la dirija con la “aprobación de la mayoría robotizada” por más de tres décadas.
Por otra parte, creo también que se deben conocer todos los aspectos de todos nuestros personajes históricos, para que además de la cultura, ofrecerle al público, como lo hacen países como Colombia, Argentina, España, Francia y Sudáfrica que promueven al turismo a sus héroes y también la historia de sus malos y sus dictadores.
P. ¿Cuándo se investiga un personaje y se escribe un libro, hay gente que dice que se termina siendo Trujillista o admirando al personaje. Ese es tu caso?
R. No, como todos o la gran mayoría en mi época nacimos en hogares que no conocían a otro gobernante que no sea Trujillo, por tanto la admiración hacia él, la fábula y el mito que se creó era toda una cultura.
El interés por el personaje es una cosa y el identificarse con las ideas, las estrategias o el valor de su pragmatismo es otra. Lo que entiendo es que el tiempo devora la fascinación por los líderes. Reconozco sin embargo, la importancia del personaje, los hechos y actos realizados buenos y malos, su trascendencia histórica.
P. ¿A tu juicio, ¿qué predominó más para que el dictador Trujillo se mantuviera en el poder, el terror o la propaganda? R. El miedo y la propaganda fueron los medios con los cuales Trujillo pudo subir y mantenerse en el poder. Una dictadura implica que el poder político se ejerce de manera autoritaria, vertical, absoluta, sin espacio para el debate ni el disenso; el opositor no puede hacer propaganda a su favor, ni promover sus ideas y por tanto tampoco tiene derecho al ejercicio de la democracia.