Santo Domingo.- Conversar con la señora Alicia Vicioso es como volver al futuro; como una mezcla de longevidad y juventud.
Y es que a pesar de sus 110 años, la anciana que según su cédula de identidad nació el 12 de diciembre del 1900 en Río San Juan, tiene el vigor y el físico de unos 70 años, y con mente prodigiosa recuerda con nostalgia todos sus años de niñez en “su Río San Juan querido”, al que sueña volver algún día a “a pasarse unas vacaciones”.
Ajena a la controversia de si realmente nació en Río San Juan, o si su edad es otra más joven, ya que este municipio apenas tiene cincuenta años de fundado, y sin dar muestras de querer despojar a otros del título de la persona más vieja de Río San Juan, a doña Alicia se le iluminan sus ojos cuando relata que es oriunda de la sección de Pozo Prieto, y que sus padres fueron la señora María Eusebia Vicioso y el señor Maite Gil.
Con exactitud de computadora, dice que es ahijada de la señora Ana, la hija del señor Sinencio Alonso, que era la persona con quien trabajó su padre Maite Gil, y con quien ella vivió por mucho tiempo luego de que ésta casara con el señor Mora, en ese entonces guardia de Trujillo.
Recuerda que su hermano Juan Vicioso, a quien le apodaban Caipua, vivía en Mata Puerco, donde murió junto a su otro hermano el señor Antolín Vicioso.
Doña Alicia muestra tanta alegría al momento de hablar de su pueblo y sus recuerdos, que cuando nos habla no hay espacio para distraerse, su edad no ha podido borrar las imágenes de nuestras bellezas naturales, como son la Laguna Gri Grí y el parque central.
Sus labios no parar de mencionar un sin número de personalidades de nuestro pueblo, como Ramón Checo, Pelagio, quien fuera síndico de la ciudad; Fello Vicioso, de quien dice que era su primo hermano, entre otros.
Alicia narra que luego de vivir en Río San Juan se trasladó a Puerto Plata, donde vivió unos 7 años, y de ahí pasó a Santo Domingo, no recuerda en qué fecha, pero sí que fue en la era de Trujillo.
Alicia no procreó hijos, pero sí tuvo 12 hermanos, 3 de padre y madre, y los demás de padre. Recuerda que sus hermanos de madre se llamaban Guarina, Francisco y Rita, ésta última vivía en Sabana Perdida donde murió. Su memoria está tan joven que sabe donde viven unos que otros sobrinos en Santo Domingo.
La mujer reside en el sector de Los Mameyes, en una vivienda que agradece haber recibido de parte del ex presidente Joaquín Balaguer, en donde desde la entrada se siente la tranquilidad con que vive. Todos en el barrio la conocen y la respetan, pues se consideran sus hijos.
Pero aparte de su bondad para atender a los pacientes del hospital Darío Contreras, donde trabaja como voluntaria, Doña Alicia también es conocida por el apodo de la Bailarina, ya que según dice, le encanta bailar, y recuerda que en su juventud se divertía con la música.
Cuentan sus compañeras del voluntariado que en sus más de 20 años como voluntaria nunca ha faltado a sus labores y que no saben cómo puede ser que nunca se queja de ninguna dolencia. Siempre está dispuesta a ayudar y pudimos comprobarlo al caminar por los pasillos del centro hospitalario, todos la conocen y le quieren, pues ella con su deseo de ayudar incondicionalmente se ha ganado el cariño de todos los pacientes que acuden a diario a este hospital.
BONDAD HACIA UNO DE LOS SUYOS
Esa virtud la pudo comprobar la niña riosanjuanera Yasmilet Martínez, de 17 años, quien por esas malas jugadas de la vida sufrió daños que por poco le hacen perder una pierna al ser arrastrada por un motor en Río San Juan, por lo que debió ser trasladada al hospital Darío Contreras para una cirugía.
Cuando doña Alicia se enteró que allí estaba interna uno de los suyos, inmediatamente se presentó a brindarle sus atenciones. Con a su aliento ayudó a que la paciente saliera bien de la operación y su pierna está fuera de peligro, gracias a Dios y a la ayuda brindada por sus compueblanos, quienes aportaron para costear los $75.000 de los clavos que le fueron interceptados. Hoy la adolescente se encuentra recuperándose en casa de unos familiares en Santo Domingo, para luego retornar a su pueblo y agradecer personalmente a todos por el apoyo brindado.
Mientras, a doña Alicia no le interesa la controversia, ni siquiera tiene un acta de nacimiento con qué demostrar que fue declarada en esa fecha, pues aunque su cédula dice que nació en el 1900, lamentablemente años atrás las personas acostumbraban a sacar el documento sin acta de nacimiento. Lo que sí está claro es que no pierde la esperanza de algún día visitar su pueblo natal, confiada en que alguien la invite a pasar unos cuantos días de vacaciones y así encontrarse con sus recuerdos de niñez.